REPORTAJE.

Una lucha de pretendientes

La capital aragonesa retrocedió trescientos años y varios de los regimientos de Felipe V y del archiduque Carlos de Austria que participaron en el siglo XVIII en la guerra de Sucesión desfilaron ayer por el puente de Piedra.

Una lucha de pretendientes

Una lucha de pretendientes

Zaragoza, año 1710, dos pretendientes y un solo trono real. Estos factores dieron como resultado la batalla de Zaragoza en la que participaron 20.000 soldados de las tropas borbónicas con Felipe V y otros 25.000 que lucharon con el archiduque Carlos de Austria. A los dos bandos se unieron soldados de la Corona de Castilla y de Aragón, walones, italianos, irlandeses, alemanes o portugueses, holandeses, entre otros. En la batalla, el ejército borbónico perdió 8.000 soldados y 5.000 fueron apresados frente a las 2.000 bajas de los opositores.

Misma ciudad, año 2010. Centenares de ciudadanos volvieron a tomar ayer las calles del centro de Zaragoza pero, en esta ocasión, los únicos disparos que lanzaron fueron los de sus cámaras de fotos. La capital aragonesa retrocedió trescientos años en el tiempo y varios de los regimientos que participaron en el siglo XVIII en la guerra de Sucesión volvieron a desfilar ayer por las calles zaragozanas.

Más de trescientos figurantes, procedentes de siete países instalaron su campamento el viernes por la noche y ayer por la mañana salieron a recorrer la ciudad. Con sus uniformes de época, más de quince regimientos marcharon por el centro seguidos por la atenta mirada de los zaragozanos que no pararon de inmortalizar el momento. Incluso hubo algunos que no dudaron en abandonar sus bicicletas, sin cadenas ni seguros, para observar a la comitiva militar.

Los más pequeños abrían sus ojos al paso de los figurantes mientras preguntaban a sus padres "¿quiénes son estos soldaditos?" y los progenitores respondían, brevemente, "unos señores que lucharon aquí hace muchos años". Ni siquiera el viento quiso perderse esta actividad de la recreación de la batalla de Zaragoza y los regimientos tuvieron que luchar contra él, especialmente cuando cruzaron el puente de Piedra.

Uniformados

Los recreacionistas estaban tan logrados en su vestuario, complementos, armas y cañones que llegaron a afirmar "hasta tienen la cara de la época". Eso sí, la tecnología se coló entre tanta antigüedad y, de vez en cuando, algún soldado del siglo XVIII sacaba su cámara digital de entre sus ropas para fotografiar la basílica del Pilar.

Precisamente, en la plaza del Pilar, los regimientos acabaron su recorrido. Allí, les esperaban algunas de las autoridades actuales. El delegado del Gobierno en Aragón, Javier Fernández; el consejero de Cultura del Ayuntamiento de Zaragoza, Jerónimo Blasco, y el viceconsejero de Cultura del Gobierno de Aragón, Juan José Vázquez, pasaron revista a las tropas y animaron a todo el público a meterse en la historia para conocer qué pasó en esta etapa de la ciudad.

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