Sobrarbe.

Cientos de personas, en el Descenso de Navatas Río Cinca

Las tradicionales embarcaciones artesanales volvieron a surcar el agua ayer.

Cientos de personas, en el Descenso de Navatas Río Cinca

Cientos de personas, en el Descenso de Navatas Río Cinca

Las antiguas labores de transporte de madera han sido las protagonistas del fin de semana en el Sobrarbe. Numerosas personas estuvieron presentes en el XXXVI Descenso de Navatas Río Cinca, organizado por la Asociación de Navateros de esta comarca. La consejera de Educación, Cultura y Deporte, María Victoria Broto, asistió a primera hora de la mañana al acto de salida, que comienza con una misa a las 9.30 horas y un almuerzo popular a las 10.00 horas. A la cita acudió también el presidente de la Diputación Provincial de Huesca, Antonio Cosculluela, además de cientos de turistas y vecinos de la zona.

Broto quiso destacar el potencial de este encuentro, un buen elemento dinamizador que marca el calendario de primavera de la comarca. El descenso se ha convertido en un "verdadero acontecimiento" social que sirve de atractivo para los turistas y, por consiguiente, favorece a la economía de la zona, aseguró la consejera. La salida de las navatas tuvo lugar en Laspuña, tras una misa y un almuerzo popular. Después de hora y media de descenso por el río Cinca, de 14 kilómetros, las dos navatas llegaron a la localidad de Aínsa, donde se celebró una comida en el campo de fútbol.

Se trata de una fiesta popular con la que se rememora un antiguo oficio perdido y ahora vez recuperado por los habitantes del Sobrarbe. Los actos no se limitan al descenso del río, que es solo la culminación de un largo trabajo. De hecho, las celebraciones comenzaron ya el sábado con la construcción final de las navatas, el atado de estas y una cena popular a las 21.00 horas, en una carpa que acogió también una sesión de baile con disco móvil.

Los 120 miembros de la asociación trabajan desde hace meses para seguir paso a paso las tradiciones de los antiguos navateros. Según explicó a Europa Press Joaquín Betato, portavoz del colectivo, el proceso se realiza de la misma manera que en el pasado. Así, para atar los troncos se utilizan "materiales vegetales que hay que recoger y tratar, como se hacía antes". El proceso exige que los verdugos --que atan los troncos-- "se remojen, se retuerzan, y se vuelvan a remojar hasta que queden flexibles", subrayó. La asociación cuenta con varios jóvenes que aprenden el oficio. Actualmente, el de menor edad tiene 18 años y el mayor, 76.

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