Sala de máquinas

El Nobel de novela histórica.

Los premios de Novela Histórica "Ciudad de Zaragoza" llegan a su nueva edición con un rico patrimonio detrás, el de los autores y obras que los han protagonizado, y con un bien merecido prestigio, el de un Ayuntamiento y una Feria del Libro coordinados y sensibilizados con los géneros más populares de la novela contemporánea, aquellos que más apoyo disfrutan por parte de los lectores.

En el ámbito del castellano, dentro y fuera de España, no existe un galardón de la relevancia del que esta misma noche, en el Salón de Plenos de la plaza del Pilar, recogerá, con todo merecimiento, el extraordinario escritor francés Jean Michel Thibaux.

Después de una carrera ciertamente ambiciosa, con títulos como En busca de Buda o El misterio del priorato de Sión (Roca Editorial) traducidos a las principales lenguas del mundo, con un curriculum académico y creativo de primer nivel, Thibaux viene a Zaragoza, con un discurso rompedor, para recoger el que, según ha hecho saber a sus editores españoles, es "el Premio más importante" de su carrera. Un reconocimiento, el concedido por el Ayuntamiento zaragozano, del que se ha venido hablando en infinidad de foros y que ya se empieza a comparar, en el mundo editorial, entre los autores y agentes literarios, con un Premio Nobel a la novela histórica.

Antes que Jean--Michel Thibaux, en años precedentes, merecieron esta distinción, la del Premio de Honor "Ciudad de Zaragoza" a una carrera consolidada en el campo de la ficción histórica, autores tan relevantes como Noah Gordon, Gisbert Haefs, Lindsay Davis o el único español, por ahora, nominado para integrar esta selecta lista: Antonio Gala.

El origen de estos Premios, que asimismo reconocen la que, a juicio del Jurado, es la novela más meritoria del año, se remonta a principios de los años 2000, al proyecto de especializar la Feria del Libro de Zaragoza y a potenciar la rica tradición de autores aragoneses que han cultivado el género histórico, desde Ramón J. Sender o Santiago Lorén a Agustín Sánchez Vidal, Ángeles de Irisarri, Luis del Val o Lorenzo Mediano, por citar sólo a los que esta edición van a pegar fuerte en la Feria.

Zaragoza, en este capítulo, suena cada vez más como una ciudad donde la literatura de género, con sus dosis de ilustración e intriga, tiene su lugar y algo o mucho de cuna. Una baza nada desdeñable para su capitalidad cultural.

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