Tan contenido quiso mostrarse ayer Francisco Catalá en su despedida del Ayuntamiento de Zaragoza que no fue el de siempre. No quería emocionarse en público y le faltó su chispa habitual. Se echó de menos su frecuente y mordaz ironía. Se puso serio y optó por aparcar los sentimientos y pronunciar un discurso político y profesional. No es supersticioso y tentó a la suerte saliendo al salón de plenos con una corbata más amarilla que el mismísimo Bob Esponja. Pero no se acordó de que era martes y trece y la fortuna le jugó una mala pesada. Fue tan diplomático que se quedó con un mal sabor de boca por no haberle dicho públicamente a Juan Alberto Belloch lo bien que había trabajado a su lado. "Ha sido el auténtico privilegio", subrayó minutos después. "Solo se le valorará como alcalde cuando pasen los años, como siempre en esta ciudad", añadió.

La contradicción con la que se encontró ayer Catalá no fue la única que apareció en el salón de plenos. Belloch elogió al ya exconcejal socialista en lo personal y en lo profesional, pero no se mordió la lengua al describirlo. "Es amigo de los de verdad, de los que lo será cuando deje de ser alcalde", aseveró. Alabó sus condiciones de orador, su capacidad negociadora, su independencia, su cordialidad y su cariño. Y no ocultó que el ya exteniente de alcalde de Economía y Hacienda es "capaz de venderte duros a seis pesetas y parecer lo contrario".

Embaucador

Es un encantador de serpientes y hasta la portavoz del PP, Dolores Serrat, concluyó su discurso con un "que te vaya bonito". No pudo evitar destacar el sentimiento agridulce que provocaba en su grupo la salida de Catalá. "De su gestión económica nos acordaremos nosotros y las generaciones venideras porque deja las arcas vacías", apostilló.

Unos y otros destacaron la capacidad de trabajo del ya consejero de Trabajo e Inmigración en Santiago de Chile. El portavoz de CHA, Juan Martín, no ocultó sus discrepancias políticas con Catalá, pero subrayó que el exedil es "una persona de palabra". El portavoz de IU, José Manuel Alonso, dijo con sorna odiarle "profundamente" porque tras varios años de combate dialéctico había conseguido forjar una amistad que ahora se verá resentida. También el líder del PAR, Manuel Lorenzo Blasco, mostró su aprecio sincero y recordó a Catalá que le ha prestado las jaulas en las que viajarán sus dos pastores alemanes hasta Chile. El portavoz del PSOE, Carlos Pérez Anadón, echó un capote a Catalá por los excesos dialécticos con la oposición. "Han puesto en boca suya lo que pensábamos todos", apuntó.

El diplomático español pidió a Alonso que continuara esforzándose para poder llegar a acuerdos políticos con su sucesor, Fernando Gimeno. Y rogó a Manu Blasco que siguiera "muchos años" sentado al lado del alcalde en el Gobierno de Zaragoza. Echó flores a los trabajadores de Economía y Hacienda y dejó constancia de la alegría que se habían llevado los sindicatos con su traslado.