El consejero de Economía, Alberto Larraz, y el vicepresidente del Gobierno de Aragón, José Ángel Biel, están negociando duramente la fórmula que permita captar más ingresos para los presupuestos del próximo año, ya que los criterios que mantienen son distintos. Finalmente, será Iglesias quien imponga su opinión en el caso de que las posturas derivadas de la posición ideológica de cada partido no lleguen a un acuerdo.

Según fuentes de Economía, estas diferencias de criterio no son distintas a las que hay todos los años, y no son irreconciliables. El problema es que se han agudizado ante la grave situación económica y la pérdida de ingresos por parte de la Administración autonómica y que obligará a recortar los presupuestos del 2011 un 7,95% y a dejar de contar con unos 450 millones.

Por este motivo, está sobre la mesa una subida de impuestos a las rentas aragonesas más altas. Una medida reclamada con insistencia por los partidos de izquierdas en la Cámara autonómica y que, aunque el PSOE la ve ahora con buenos ojos, no ha llevado a la práctica. Está sobre la mesa para el próximo año, pero el PAR considera que hay fórmulas mejores que permitirían captar ingresos sin aumentar la carga fiscal. Ni siquiera a los que ganan más.

De hecho, en las reuniones que prácticamente a diario congregan a ambos dirigentes, se han expuesto dos fórmulas distintas de recaudación de ingresos. Biel apuesta por incentivar más a las empresas como método para estimular el empleo, mientras que el PSOE no descarta hacer lo que la izquierda le ha reclamado: aumentar algo la carga fiscal a esas grandes fortunas.

Será Iglesias quien finalmente decida, de no llegarse a un acuerdo, cómo se realiza esa medida. En cualquier caso, fuentes cercanas al presidente de Aragón confirmaron que habrá algún guiño a la izquierda en los presupuestos y finalmente la negociación con el socio llegará a buen puerto.

ENVÍO A LAS CONSEJERÍAS En cualquier caso, y dejando al margen esta cuestión, el consejero de Economía, Alberto Larraz, ya ha dado la orden de que se envíe a todas las consejerías las fichas en las que se marcan las líneas maestras del presupuesto y cómo afectan los recortes a cada departamento.

A partir de ahí, empieza la ya tradicional guerra entre Economía y los diferentes departamentos, que deben establecer sus prioridades presupuestarias. Evidentemente, ninguno está contento con las grandes cifras que plantea el consejero. Y menos en tiempos de crisis. Comienza una segunda fase de negociación, que este año será más dura de lo habitual. Los distintos consejeros, junto a las respectivas direcciones generales, deberán ajustar al máximo sus necesidades e hilar fino con sus prioridades.

En cualquier caso, el propio consejero de Economía, Alberto Larraz, asegura que no se prevé parar ninguna obra ya en marcha, aunque tampoco habrá ningún proyecto nuevo que se inicie el año que viene. Eso sí, se mantendrán los servicios ciudadanos y no habrá recortes en las cuestiones básicas de Educación, Sanidad y Servicios Sociales.