El cementerio de Torrero se inauguró en el año 1834, conforme a la normativa que obligaba a alejar de las ciudades los lugares de inhumación. Se eligió precisamente el monte de Torrero para su instalación porque el paraje, que entonces estaba apartado del casco, está en una zona alta y ventilada. Pero desde entonces, el camposanto zaragozano ha sido ampliado en cuatro ocasiones, la primera en 1937 y la última en 1990, hasta llegar a abarcar unos 550.000 metros cuadrados (55 hectáreas), una extensión que, a modo de ejemplo, supera la de Arcosur. La tercera ampliación, realizada en 1970, fue la que incorporó más terreno y se completó además con la construcción del complejo funerario.

Su trazado responde a la tipología de cementerio-ciudad, característico de las ciudades latinas, y su espacio se ordena por calles (llamadas andadores), con bancos, árboles y farolas.

En la actualidad, la necrópolis de Torrero posee pocas posibilidades de expansión, pues con el paso de los años ha ido integrándose en la ciudad, entre el tercer y el cuarto cinturón de ronda.