"Yo continuaré recibiendo críticas. Antes recibía de fuera y ahora recibiré de dentro". El arrebato de sinceridad corresponde al obispo de Lérida, Joan Piris, que ayer realizó estas declaraciones durante una entrevista a la Cadena Cope y que recogió Efe. Piris, hasta ayer objeto de todo reproche desde Aragón como obispo obstinado y desobediente que desafiaba a su propia jerarquía, ha pasado ahora a ser el gran traidor de Cataluña. Y así se ve en muchos sectores de la comunidad autónoma. En algunos sectores nacionalistas, incluso aprecian en esta nueva vuelta de tuerca una conspiración de la Iglesia contra Cataluña, contagiada del azote anticatalán que asola España.

"A los que me dan la culpa a mi les digo que una cosa son los hechos y otras los derechos. Hay una legislación, a la que yo también estoy sujeto", dijo en la entrevista. El ya había apelado a su "indefesión" en un escrito presentado hace dos días en el juzgado número 4 de Lérida, en el que suplica al juez que autorice al consorcio a entregar unas piezas y poco más le implora que acabe con su tortura.

"El tema siempre ha dependido de otros, no de mi. Esto no lo han entendido ni quieren entenderlo, ni del otro lado, ni de más arriba", explicó, sin concretar a quién se refería. "Si por la Iglesia fuera, esto se resolvería mañana", aseguraba ayer mismo el obispo de Barbastro, feliz de que por fin no hubiera discrepancias internas.

Con una Cataluña inmersa en plena campaña electoral, los partidos no dudaron en saltar a la palastra. Ni la Iglesia ni el obispo salieron bien parados. Solo encontró la comprensión del alcalde de Lérida, Ángel Ros, quien dijo entender la actitud del obispo al depender de una organización "tan jerarquizada". Pero ya le dije que su postura es solo una más de las cinco que componen el consorcio, y este no piensa entregar las obras. El más beligerante fue el presidente de la Diputación de Lérida, el republicano Jaume Gilabert, que lamentó la actitud de la Iglesia "por escuchar solo a una parte". Y Artur Mas, de CiU y aspirante a presidente de la Generalitat en un mes, apeló a la Ley de Patrimonio de la Generalitat para advertir que los bienes no se entregan. También cargó contra la Iglesia otro republicano, el consejero de Cultura, Joan Manuel Tresserras. Y añadió "El Gobierno catalán tiene en cuenta un principio más importante que el de la titularidad, el de la legitimidad". También anticipó que este cuento no ha acabado: "Hoy estamos exactamente como estábamos antes: No saldrán piezas de Lérida sin un acuerdo". Mientras, el obispo Piris sigue, sin quererlo, objeto de toda las críticas.