¿Por qué ha cambiado de forma repentina la actitud de la diócesis de Lérida y ahora ha dejado de obstaculizar el regreso de los bienes y admite que Barbastro tiene la razón? Esta pregunta está en el aire y varias fuentes eclesiásticas no dudan en reconocer que la presencia del Papa en Barcelona el 7 de noviembre es fundamental. Según estas fuentes, el Vaticano estaba incómodo ante la posibilidad de que el Papa Benedicto XVI se encontrara en la celebración eucarística que oficiará con numerosos obispos con uno de ellos considerado rebelde, concretamente el de Lérida. Dado que esa concelebración litúrgica se va a oficiar, la Santa Sede quería ver resuelto este pleito en el seno de la Iglesia y esas órdenes dio, porque como ayer quedó zanjado, "este es un asunto exclusivamente eclesiástico".