"O hacen una fila y se organizan o no repartiré el arroz de la cazuela". Los cocineros del restaurante La Bastilla tuvieron que poner orden ayer en el stand de Zaragoza, donde decenas de visitantes que pasaban la jornada en Fitur se apelotonaban en mitad del pasillo, cortando el paso. Era la hora de comer y el arroz bomba de las Cinco Villas con salsa de marisco era una de las opciones más atractivas. Se acabó en dos minutos. Eso y otros productos como el Bacalao con salsa de Caspe y bañado en nitrógeno. Un ingrediente que dejó a más de un comensal con cara de susto "porque estaba frío por fuera y crudo por dentro".

Se ofrecen todo tipo de folletos, lo cierto es que junto a las degustaciones gastronómicas del stand, lo que más llamaba la atención eran las figuras hechas de papel que descansaban sobre el mostrador de información. "Somos estudiantes de Turismo y nos hemos acercado porque me ha llamado la atención el cisne", explica Minerva Cenamor, de Parla.

Y como ellos, cientos. Este es el primer año que se ha decidido enseñar a crear figuras, pues "se quiere dar a conocer la relación de la ciudad con el origami, ya que, según Jorge Pardo, del grupo de papiroflexia de Zaragoza, "este grupo es el más antiguo del mundo, tiene 65 años". De momento, enseñan a hacer ranas, haciendo un guiño a las escultoras de Arrudi, dispersas por Ranillas y por algún que otro rincón más de la ciudad.