Las obras del desdoblamiento de la carretera

N-232 entre Mallén y Figueruelas no se pueden iniciar a corto plazo porque, sencillamente, no hay dinero para hacerlo. Así podría resumirse lo que vino a decir ayer el secretario de Estado de Planificación e Infraestructuras del Ministerio de Fomento, Víctor Morlán, en su visita a Zaragoza. Pasaba por Aragón el mismo día en el que los municipios afectados por la alta siniestralidad de esta carretera se manifestaban en ella con una marcha lenta para expresar su enfado por la inacción del Gobierno central. Y exigían respuestas pero el número dos del ministerio no despejó ninguna incógnita. Más bien todo lo contrario, generó aún más dudas sobre si la ejecución de este proyecto tendrá solución a corto plazo o seguirá aumentando el tiempo de espera para sus usuarios.

El secretario de Estado aseguró que "el único problema es la falta de recursos", que es lo que impide licitar los trabajos ahora, a pesar de que admitió que la redacción del proyecto está "casi terminada y a falta de que lo revisen los servicios técnicos del ministerio". Y, como en otras ocasiones, Fomento prefiere esperar a ver si escampa, porque la situación de crisis económica impide por ahora avanzar, dar el paso definitivo de iniciar su construcción.

MÁS ESTUDIOS Ni siquiera pudo garantizar o al menos comprometerse a que el desdoblamiento de la N-232 vaya a incluirse en el futuro Plan Extraordinario de Infraestructuras (PEI), el programa especial que Fomento quiere poner en marcha, de financiación público-privada, con el que prevé invertir 17.000 millones de euros para infraestructuras carreteras y ferroviarias. Para Morlán, esta es una de las "tres opciones" que ahora podrían desatascar el tramo Mallén-Figueruelas, pero ni puede asegurar que entraré en él ni tampoco fijó plazo alguno para anunciar la decisión. Es más, requiere de nuevos estudios, ya que afirmó que para incluir esta obra en este plan hace falta, a petición del ICO y de las instituciones financieras que lo asumen, "un exhaustivo estudio previo de la demanda, un análisis financiero detallado y un informe sobre afecciones a otras vías, entre otras exigencias". Por eso, "no se puede decir si las cosas van a ir por un camino o por otro", dijo.

Las otras dos opciones no están descartadas pero casi, ya que sobre licitar las obras ahora dijo que "no se puede porque no hay recursos suficientes" y habrá que "esperar a que mejore la situación económica" y, la segunda, sobre usar la autopista como alternativa --como ya le ha planteado el Gobierno de Aragón--, "para hacerlo habría que mejorar los accesos de la autopista", para dar servicio a los polígonos industriales y otros centros de actividad, por lo que "hace falta dinero también", subrayó.

En realidad, hay una última opción que, aunque fuera de forma provisional, la DGA también ha solicitado ha Fomento: ampliar a los vehículos pesados la gratuidad del peaje que ahora se ofrece solo a los coches. Esta posibilidad, ni siquiera formó parte de su discurso ayer en Zaragoza.

Lo que sí quiso destacar es que "tenemos que acabar lo que se ha interrumpido", es decir, lo prioritario para el ministerio, antes que dedicar dinero a la puesta en marcha de nuevos proyectos, es resolver la conclusión de "las obras en las que están rescindidos los contratos, las que se han paralizado o las que se han reanudado tras estar paradas varios meses por la situación económica".

Lo cierto es que Fomento tiene un amplio listado en su haber, sobre todo con tramos que pertenecen a la futura autovía Pamplona-Jaca, en la que, tras rescindir los contratos, no se ha acabado ninguno y se van a sacar a concurso con una concesión que englobe a todos ellos, hasta el límite provincial; en los tramos pendientes de la autovía Huesca-Lérida; en la A-23, desde Nueno hasta el túnel del Somport. Si hay que esperar a acabarlos todos, a la N-232 (y a la N-II entre Fraga y Alfajarín) le queda mucho tiempo de espera.