Pese a que la misa comenzó a primera hora de la mañana (09.30 horas) el calor se hizo presente en la plaza del Pilar y muchos de los asistentes --procedentes de países poco habituados al sol-- optaron por las gafas de sol y por taparse la cabeza con gorros, pañuelos y sombreros de lo más variopinto. Algunos sacerdotes llegaron incluso con la botella de agua debajo del brazo.