Más de 350 personas rindieron ayer un homenaje póstumo a los 29 vecinos de Torrijo de la Cañada que fueron asesinados durante la guerra civil "en nombre de la intolerancia y el terror". En el acto, que tuvo lugar en el cementerio de la localidad, se dio sepultura a 12 de ellos, los únicos que hasta ahora han podido ser desenterrados y que se hallaban en una fosa común de una finca del municipio de Cetina, en la comarca de Calatayud.

El levantamiento de los restos se realizó hace un año y permitió estudiar muestras de ADN que condujeron a la identificación de dos de las 12 víctimas. Todas ellas fueron sacadas de Torrijo el 28 de noviembre de 1936.

La inhumación de ayer fue organizada por la Agrupación de Familiares de Vecinos de Torrijo de la Cañada Asesinados en la Guerra Civil, que con ese acto quiso honrar también la memoria de otros 17 desaparecidos, los que fueron asesinados y enterrados en Munébrega y posteriormente trasladados al Valle de los Caídos; los del barranco de la Bartolina, en Calatayud, y uno muerto y enterrado en el barranco de las Minas, en el propio Torrijo.

Durante la concentración en el camposanto, que se llenó de ramos y coronas de flores, se dio lectura a los nombres de los homenajeados. El representante de los familiares, José Antonio Cid, reclamó "el derecho de recuperar para la memoria colectiva" la existencia de las víctimas y los valores que representaban.

"SU ÚNICO DELITO" "Su único delito fue reclamar justicia. Su única arma, la esperanza de que un mundo mejor era posible", afirmó Cid durante el discurso que pronunció ante el monolito erigido en memoria de las 29 víctimas. A continuación, los familiares de los represaliados recitaron poemas e interpretaron canciones, en medio de la emoción general.

Cid explicó que el resto de personas asesinadas en Torrijo de la Cañada "todavía" figuran como desaparecidas. "Sabemos que a uno lo enterraron en el barranco de las Minas de Torrijo, otros están en el Valle de los Caídos, otros en el barranco de la Bartolina, en Calatayud, y otros en lugares aún desconocidos", manifestó el representante de los familiares de las víctimas.

Durante el acto, desde la llegada de las urnas y ataúdes con los restos, sonaron distintas composiciones musicales, desde el Adagio de Tomaso Albinoni a canciones de Labordeta como Somos y El canto a la libertad, pasando por la versión cantada de La nana de la cebolla, de Miguel Hernández. El cant del ocells, de Pau Casals, puso fin al programa.

Al acto acudieron representantes de UGT-Aragón, sindicato al que pertenecía gran parte de los fallecidos, encabezados por su secretario general, Julián Lóriz. También estuvo presente el portavoz del PSOE en las Cortes, Javier Sada, la eurodiputada socialista Inés Ayala y el alcalde del municipio, Domingo Pacheco, entre otras autoridades.

La agrupación de familiares de Torrijo de la Cañada se propone recuperar los restos de todas las personas del pueblo que fueron asesinadas con el fin de poder enterrarlos en el cementerio del pueblo. Un esfuerzo similar se ha llevado en otras poblaciones de la comarca de Calatayud, con unos resultados desiguales, pues no siempre ha sido posible localizar los restos de las víctimas y además aún faltan fosas por localizar y excavar.