JOAQUÍN CARBONELL
--¿Cómo creó A cántaros?
--No puedes estar a que te llamen para vender bolos. Por un lado tienes que arriesgar y crear propuestas...
--¿Tanto han cambiado las cosas?
--Antes te llamaban de cualquier pueblo o ayuntamiento para contratarte un artista. Ahora eso no sucede tanto, y no puedes estar parado en casa. Este festival se hace en el mes de noviembre porque es un mes casi vacío.
--¿De cantautores?
--No existe un festival de este estilo en Aragón y además hay un público muy claro. Un público que se mueve, que se coge vacaciones en función de estas actuaciones.
--¿Y los cantautores quieren venir a Zaragoza?
--¡Están deseando! Ellos tienen la sensación de que Zaragoza es un punto muy importante. Zaragoza está situada en medio de Madrid y Barcelona y esa ubicación se puede aprovechar para contratar artistas que se mueven entre esas dos ciudades.
--¿Tiene ya cerrada la programación del A cántaros'
--Prácticamente al 90% Inauguramos con Luis Eduardo Aute, y acabamos con Pablo Guerrero. No olvides que Pablo tiene una canción que se lama A cántaros de la que tomó nombre el festival. Tenía que venir.
--¿Viaja fuera de Zaragoza el festival?
--Sí, de momento a Huesca.
Me gustaría que este festival fuera aragonés, no zaragozano.
--¿Qué le preocupa en estos momentos como productor?
--Ahora se trata de sobrevivir, y los que lo logremos seremos más fuertes...
--¿El verano cómo fue?
--¿Te cuento la verdad?
--No.
--Entonces ha ido muy bien.
--Siga con el festival...
--Tenemos ya cerrados veinte conciertos que llegaremos a 25. Y vamos a destacar además, el Recuerdo a Labordeta en el Mercado, vendrá Javier Krahe, viene Roque Narvaja, el autor de Santa Lucía después de tantos años de irse de España. Olga Román, María José Hernández...
--¿Extranjeros no?
--Viene una chica gallega que canta en inglés, Cardigan Bridge. No está descartado en un futuro artistas extranjeros.
--Gestiona también la sala Drinks&Pool. ¿Qué tal van las salas en Zaragoza?
--Tan pronto llenamos como estamos en familia. En el Drinks, desde el primer día rompimos una tendencia, que era la de la entrada gratis: nosotros decidimos cobrar y no viene menos gente. El público tiene que apreciar que el artista tiene que cobrar. Y eso sucede en el festival: siempre se cobra entrada.