JOAQUÍN CARBONELL
--¿Dudó en sus comienzos entre ser músico o fotógrafo?
--No... Yo quería ser fotógrafo pero para poder pagarme mi primer curso de fotografía en 1987, tuve que cantar en el Metro de París
--Pero podría haber descubierto que lo suyo era el canto.
--No tenía dudas sobre mi vocación, aunque me gustaba mucho cantar.
--¿Alguien le regaló una cámara y le enamoró?
--No, no fue así. Mis principios se basan en que mi padre emigró a Camerún y mi abuelo era fotógrafo, boxeador y aventurero. Después, todas esas fotos estaban colgadas en el comedor de casa, y mi padre me explicaba el significado de estas fotos.
--Es un comienzo fantástico. ¿Qué edad tenía usted?
--Once o doce años... Todo se queda dentro de ti. Mi hermana me regaló su cámara para un viaja que hice a Estados Unidos, y al regresar descubrí que en esas fotos había una narración del trayecto.
--Le aconsejo otra cosa: escriba un libro.
--Me lo ha dicho mucha gente. Me encanta contar pero coordinar las cosas, me costaría. Tengo muchas historias que me han sucedido como fotógrafo.
--Y de pronto se encuentra con este proyecto de Atades, que aparentemente parece menor.
--No es menor, al contrario. De muchos proyectos que han parecido mayores, no tenían este contenido que te afecta tanto a tus sentimientos. Los usuarios han sido determinantes, hablar con ellos te cambia las cosas, porque te invitan a reflexionar.
--Cómo encaró el encargo?
--Primero, gracias al editor Íñigo García que hizo un planteamiento previo, y después ya fue hacer una limpieza y entrar en las personas, hablar mucho con ellas, ser muy respetuoso con esta gente y empatizar con todos. Funcionó muy bien a nivel de equipo. No intenté intelectualizarlo mucho, y me dediqué a hablar más de sentimientos.
--Sí, porque en el fondo son retratos a personas muy inocentes.
--Claro, al regresar a Barcelona, te das cuenta de que te desarman. Es algo que no te esperas. No estamos habituados a tratar con gente tan pura y lo sorprendente es que el mundo está lleno.
--¿Algún personaje le deslumbró?
--No quiero individualizarlo, pero me ha deslumbrado la gente que trabaja en el proyecto.
--Todo esto se plasmará en marzo en un libro.
--Es así; el título que se maneja es el de Vidas inesperadas. En el caso de los discapacitados, todo su futuro es inesperado. Con él y un documental se celebrará el 50 aniversario de Atades.