Una propuesta procedente de la iniciativa privada podría obligar a hacer un cambio de planes en el futuro uso de la Torre del Agua, donde se iba a instalar el museo de la ciencia que sigue proyectando la CAI. Este objetivo se mantiene, solo que es muy probable que acabe abriendo más tarde de lo esperado. La sociedad Expo Zaragoza Empresarial ha recibido una propuesta para darle otros usos antes de esta apertura y ya se ha alcanzado un principio de acuerdo con la entidad aragonesa para que, en caso de que prospere y se rubrique el contrato, aplace la apertura de este nuevo centro museístico en este edificio emblemático de la Expo.

El secretismo con el que se está llevando esta operación es absoluto. Ni la sociedad pública, ni ninguna de las dos administraciones que participan en ella (Gobierno de Aragón y Ayuntamiento de Zaragoza) quisieron avanzar detalles sobre una operación que podría cerrarse en breve. A tres bandas o a dos, si es que no es la propia CAI la que impulsa esta iniciativa. Desde la entidad tampoco quisieron apuntar nada sobre este posible cambio de planes a corto plazo. La razón no es otra que una cláusula de confidencialidad que aparece en el principio de acuerdo alcanzado para que esta propuesta, financiada solo por capital privado, pueda fructificar.

'SPLASH', LA EXCUSA Pero sí se han dado pasos para que se pueda hacer. El primero, alcanzar un acuerdo con la CAI, hace tres meses, para modificar el contrato de cesión suscrito el 24 de marzo del 2009 por el que se garantizaba que se hacía cargo de la gestión del edificio durante 20 años.

Al principio se pensó que la entrega se haría de forma inminente --y así se dijo en repetidas ocasiones desde Expoagua y el ayuntamiento--, pero han pasado 33 meses sin que se haya producido. La CAI llegó a alegar que no lo ocupaba porque Expo Zaragoza Empresarial debía retirar antes la escultura Splash del interior, un desmontaje que ya se hizo sin que hubiera novedades luego.

Fuentes de la CAI confirmaron a este diario que esa modificación del contrato se produjo hace tres meses, aunque no quisieron dar detalles del contenido de la misma. Esta no significaba, en absoluto, que se aparcara el proyecto de museo de la ciencia en el que sigue trabajando. Pero sí le permitía mayor flexibilidad a la hora de iniciar los trabajos de acondicionamiento del edificio para albergar este espacio expositivo. Unas obras que requerirían de un plazo de ejecución de pocos meses y que, según apuntaron a este diario otras fuentes próximas a la negociación, se pospondrán, como mínimo, hasta finales del 2012.

NINGÚN IMPEDIMENTO Por eso, la CAI no tendría impedimento en que se pudiera dar otro uso antes al edificio. Y no se trata del rodaje puntual de algún anuncio publicitario o de alguna producción audiovisual como se ha venido haciendo hasta ahora. Se trata de un proyecto privado de más envergadura y que serviría para dar más proyección y repercusión internacional a la ciudad a través de este edificio emblemático de la Expo. Esa fue la única condición que establecía la entidad para permitir albergar otra actividad que no fuera la de un centro expositivo dedicado a la ciencia. Otros usos que podrían estar relacionados también con el sector audiovisual y cuya permanencia está todavía por concretar.

Incumplir esa cláusula de confidencialidad podría dar al traste con esta operación y con ello asumir la pérdida de unos ingresos que pueden ser millonarios. Y es que solo el mantenimiento de la torre vale un millón de euros al año. Unos costes que, por ahora, son inferiores porque están siendo mínimos para evitar su deterioro, pero que asume íntegramente Expo Zaragoza Empresarial, a pesar de que el contrato con la CAI se firmara hace más de dos años y medio, y que con él se liberaba a la sociedad pública de este gasto.