es la cantidad aproximada que cuesta cada contenedor que es pasto de las llamas. A falta de cifras oficiales, este año han resultado calcinados al menos 90, lo que supone 63.450 euros. Sumados a los 260 del año pasado, son 246.750 euros en los dos últimos años. Y esto sin contar los gastos de reemplazo, ni los que provocan estos incendios en vehículos, fachadas y otros elementos del mobiliario urbano.