Eran las nueve de la noche. ¡Qué nervios! Por fin, llegó el sms desvelando la ubicación de la cuarta Cena en Blanco de Zaragoza. Pásalo rápido. A coger los bártulos y ¡a la plaza de los Sitios! Allí tuvo lugar este picnic-happening clandestino que sigue ganando adeptos: ¡ayer fueron 700! Aparecieron en el lugar vestidos de blanco impoluto, cargados con velas, flores y hasta manteles de hilo (porque lo de embellecer y presumir de mesa bonita es casi un requisito, al igual que el de dejarlo todo escoscado tras la reunión). Gentes del arte, de las letras... Y también empresarios, como José María Marín, de Ceste, o Manuel Bellvis. Este año hubo quien se apuntó a los tocados. Se llevó la palma el pintor Ignacio Guelbenzu con una creación (véase foto), que lo situaba entre un japonés y una ama de cría bretona. Lo dijo él.

Entre mesa y mesa, se notaba savia nueva. La modelo Elena Arcusa, Carolina Alda, de Alda, la fotógrafa Eugenia Aragonés, esta vez, frente a la cámara, Ana Rioja... O interioristas como María Bertodano y Luciano Viscione. Pero no faltaron clásicos de esta cena, desde el equipo de Soho (con Juncal Emaldi y Montse Martín) a Jorge Espá, de La Prendería, la galerista Cristina Marín. O Miguel Ángel Cubero, que ya se enamoró en París de estas quedadas chic, que allí reúnen a miles de personas. "Con el tiempo, la idea se ha exportado a Quebec, a Amsterdam... Y, a Nueva York, donde se sumaron 31.000 personas el último año", explicaba. "Es algo muy democrático, de espíritu libre, un regalo para la ciudad...". Y, este año, coincidía con la Noche en Blanco de Zaragoza. ¡Caprichoso destino!

Muchos curiosos de paso por la plaza preguntaban por aquella original reunión que hace poco abrió su propio perfil en facebook y tuvo que cerrarlo ipso facto por avalancha de peticiones. Es lo que tienen los secretos. Mejor, no contarlos... Schhhhh...