enclaves importantes o vías de alta velocidad. En concreto, al aeropuerto (N-125), a la A-68, la AP-68, Ranillas, la A-23, la Z-30 (tercer cinturón), barrio de Santa Isabel, Villamayor y el polígono industrial de Malpica.

Los trabajos se abordaron por fases, fundamentalmente porque la celebración de la Exposición Internacional del 2008 y la consiguiente afluencia de público podrían haberse visto condicionadas por las obras. Así, en un primer término la contratista se centró en construir los accesos al aeropuerto, por la N-125, y al propio recinto de Ranillas, donde se ubicó la muestra. Superada la gran cita y entrados ya en la crisis, se acometió el grueso de las actuaciones.

Las nuevas pantallas acústicas colocadas a lo largo del recorrido, que conviven con las ya existentes, y la propia ampliación de carriles han permitido, por otra parte, rebajar los niveles de ruido a 63 decibelios frente a los 71 anteriores. Los datos técnicos del proyecto revelan que se ha actuado sobre 25 de las 44 estructuras existentes en el trazado. Además, se han demolido 3, ampliado 19 y acondicionado bordes en otras 3. Además, se han construido 28 nuevas estructuras, 2 pasarelas peatonales y 13 muros de contención.

Entre los 64.000 usuarios diarios, cobran especial protagonismo los transportistas. Después de haber padecido los incovenientes de las obras, Jorge Serrano, presidente de la Asociación Empresarial de Transportes Discrecionales de Mercancías por Carretera (Tradime), asegura que "todas las circunvalaciones resultan bienvenidas". "Por un lado --añade-- suponen un plus de seguridad y, por otro, ahorro de tiempo y de combustible". Serrano rememora los tiempos en los que camiones de más de 40 toneladas debían cruzar la ciudad para enlazar con otra carretera. Circunstancia que ya no padece ningún conductor.