Una crecida tras otra. El río Ebro aumenta su caudal con fuerza a su paso por la Ribera Alta y ya ha empezado a inundar tierras de cultivo, impulsado por las precipitaciones caídas en Navarra y el País Vasco en los últimos días. Poblaciones como Novillas, Pradilla, Boquiñeni y Gallur se preparan para una segunda avenida que el 22 de enero puede pasar por delante del Pilar con más de 2.200 metros cúbicos por segundo.

En cambio, la actual riada se considera una avenida ordinaria, según los técnicos de la Confederación Hidrográfico del Ebro. Pero no es más que un primer aviso. Pues, si se cumplen las previsiones meteorológicas, con la próxima llegada de varias borrascas, unidas al deshielo que ya afecta a un Pirineo sobrecargado de nieve, el Ebro podría experimentar una crecida récord que haría palidecer los daños que está causando la que no ha hecho más que llegar a Aragón.

De momento, ayer la punta de la riada empezó a llegar a Novillas, el primer pueblo de la comunidad, aguas arriba de Zaragoza. Con un caudal de 1.700 hectómetros cúbicos por segundo, el agua inundó ya 700 hectáreas de cultivo y llega en estos momentos a las puertas de las casas más próximas al cauce. El campo de fútbol, el club de piragüismo y otras instalaciones han quedado anegadas en el primer embite del Ebro.

"Habrá que pedir ayuda una vez haya pasado esta primera punta de la riada, porque seguro que causa daños en caminos, motas y acequias", explicó ayer José Ayesa, alcalde de Novillas. Más abajo, en Pradilla de Ebro, el pueblo cuyas calles se inundan cada vez que el Ebro crece de forma extraordinaria, no esperan la crecida con los brazos cruzados.

"Ahora mismo se está achicando agua en la red de alcantarillado y en el sistema de riego, para estar preparados cuando llegue la punta", explicó su alcalde, Luis Eduardo Moncín.

"Como el río no se draga ni se limpia la vegetación, el agua cada vez llega más alta y aumenta el riesgo de inundaciones", subrayó Moncín, que teme el efecto de las borrascas que se sucederán a partir de este fin de semana.

En Boquiñeni, la fuerza de la corriente ya se ha llevado y hundido la barca de paso que el pueblo había reconstruido y que llevaba funcionando desde agosto del 2011. "Se acerca otra borrasca y los pantanos están llenos", advirtió Miguel Ángel Sanjuán, el alcalde. Como si le hubiera oído, Xavier de Pedro, presidente de la CHE, aseguró que se están realizando desembalses preventivos.

Por su parte, Antonio Manero, presidente de la Plataforma de Afectados por Riadas, indicó que en Gallur han quedado anegadas 900 hectáreas. "No se ha actuado en el cauce y el río está peor que estos años atrás, con lo que, con menos caudal, se desborda", denunció.