El Grupo de Robos del Cuerpo Nacional de Policía continúa investigando el asalto a una joyería de la calle Conde Aranda de Zaragoza, anteayer, mediante un butrón practicado en la puerta de una vivienda anexa al local, en el primer piso. El golpe tuvo lugar a la hora de comer, entre las tres y media y las cinco de la tarde, algo insólito ya que este tipo de robos suelen tener lugar los fines de semana.

Según confirmaron fuentes policiales, el propietario del establecimiento, Gabriel P., no había formalizado ayer por la tarde la denuncia. Espera a la tasación definitiva del valor de la mercancía robada y los daños causados, que finalmente no serían de 200.000 euros, como confirmó, al parecer por una confusión, anteayer.

La Policía cuenta con restos biológicos de los asaltantes ya que, presumiblemente por las prisas, se cortaron con un cristal durante el asalto y dejaron abundantes restos de sangre. Pero no con imágenes del local, ya que, pese a tener cámaras, no estaban conectadas en ese momento. Los investigadores estuvieron interrogando a los hosteleros de la zona, el mismo jueves por la tarde, para tratar de obtener alguna pista que conduzca a su localización y arresto.

Según explicaba el joyero el jueves, los asaltantes debían de tener controlada tanto la estructura del local --conectado a la vivienda del primer piso de la finca, por la que entraron-- como sus horarios. Les bastó la hora de comer para llevar a cabo el asalto, y volvieron a salir por el pequeño agujero de la puerta que habían practicado.

Los dueños se encontraron con el destrozo al abrir el establecimiento por la tarde, y avisaron del robo. Tras la recogida de muestras por parte de la Policía Científica, recogieron los cristales y el material roto en el asalto y ayer pudieron volver a atender al público.