Los vecinos de Artieda comenzaron a recibir en los últimos días, no sin estupor, las actas con las que la CHE inicia la recta final de las expropiaciones para el recrecimiento de Yesa. Una situación cuando menos curiosa, ya que llega en mitad de los trabajos a destajo --de seis de la mañana a una de la madrugada, según testigos en la zona-- para estabilizar la ladera derecha del embalse, cuyo deslizamiento obligó a desalojar hace un mes unas 60 casas de urbanizaciones cercanas.

Por ello, el estupor y la indignación han cundido entre los destinatarios de las cartas, y desde la asociación Río Aragón han llegado a calificar de "sádica" la actitud del organismo de cuenca. Según lo expone uno de los portavoces, Miguel Solana, merece tal calificativo "expropiar terrenos para un recrecimiento que, por lo que estamos viendo y por mucho que se empeñen, no está claro que se vaya a poder realizar".

TERCERA FASE La expropiación que ahora se inicia es la tercera de la fase más reciente y la mayor, con diferencia, en amplitud de terrenos, aunque la primera por procedimiento ordinario. En abril del año pasado se expropiaron por procedimiento de urgencia unas 10 hectáreas para la carretera, y en octubre --cuando se produjo el altercado con la carga de la Guardia Civil-- se incautaron otras 80 para la carretera de descarga de gravas del embalse. Ahora se completa el proceso hasta las más de 200 hectáreas del plan completo, que será oficial en próximas fechas con su publicación en el Boletín Oficial de Aragón. La CHE no pudo confirmar ayer el envío de las actas.

Para Miguel Solana, la continuación del proceso es un acto "irresponsable" del organismo de cuenca, y llega a acusar a su presidente, Xavier De Pedro, de "jugar con la vida de las personas". Según expone, la CHE continúa enviando mensajes "de que no está pasando nada", cuando el deslizamiento de la ladera, "de un volumen tremendo", demuestra su error. "Es una huída hacia adelante", resume.

La CHE no ha ofrecido datos oficiales sobre la velocidad del deslizamiento, pero el consejero de Interior del Gobierno navarro, Javier Morrás, desveló hace unos días en una comisión parlamentaria que la tierra se sigue desplazando "entre 6 y 8 centímetros al mes", y en el momento del desplazamiento llegó a los 13 centímetros.

En un primer momento se atribuyó el movimiento de tierra a las fuertes lluvias caídas desde principios de este año en la zona, pero voces incluso dentro de la CHE van admitiendo que las obras del recrecimiento pueden influir en el deslizamiento.