Las hermanas Alba y Miriam Escuin están condenadas a quedar encerradas en su casa, un segundo piso, al que no podrán acceder si su vecino obliga a que se ejecute una sentencia de la Audiencia Provincial de Teruel que obliga a sus padres a derribar la torre de la plataforma elevadores que han construido en su parcela. Se trata de una sentencia firme sobre la que no cabe recurso y que en su opinión es "injusta y desproporcionada y echa atrás los derechos de los minusválidos".

Para evitar el derribo, han iniciado una campaña de recogida de firmas cuyo último capítulo fue el pasado sábado en la plaza del Torico y que registró un gran éxito. Las firmas deben servir de medida de presión social hacia el vecino, que evita realizar declaraciones a los medios de comunicación.

Según explicó el padre de las minusválidas y una de las responsables de la asociación Anudi, los intentos de acercamiento con el vecino no han dado resultado y este insiste en que pedirá la ejecución de la sentencia. La familia de las afectadas ha llegado a ofrecer al vecino la sustitución de las paredes de la torre por otras transparentes para que le llegue luz, pero no ha habido éxito.

En los próximos días las hermanas y las asociaciones de disminuidos que las apoyan llevarán a cabo nuevas medidas de presión social con el objetivo claro de convencer al vecino de que no insista en pedir la ejecución de una sentencia que consideran que las condena a quedar encerradas en su casa.

Han recurrido al Defensor del Pueblo y al Justicia de Aragón y ya llevan miles de firmas recogidas en toda España, en una campaña en la que participan diferentes asociaciones que están movilizadas con un único objetivo: evitar el derribo de la torre construida en la fachada de su casa. La vivienda es la segunda planta de una nave situada en la conocida como carretera de Cubla o Villaspesa, un almacén adosado a otros que, además de garajes y almacenes, albergan viviendas en la segunda planta, como es su caso.

Sus padres pidieron licencia a la Gerencia de Urbanismo y permiso a la comunidad de propietarios. Uno dijo que sí y otro que no y los demás no respondieron a la petición, según explicó el progenitor, por lo que decidieron construir una torre en la parte exterior de su nave en la que instalar la plataforma elevadora.