La niña de siete años que el lunes fue sepultada por un alud en la estación de esquí de Formigal falleció a última hora de la tarde de ayer en la UCI del hospital Infantil, según confirmaron fuentes del Salud. La pequeña entró en muerte cerebral a última hora de la mañana, al no poder superar las secuelas de la falta de riego sanguíneo por la asfixia que le provocó el alud. Según explicaron fuentes sanitarias el proceso es irreversible, pero se suele mantener a las víctimas con respiración asistida unas horas "para dar la oportunidad a los familiares de donar los órganos".

La niña sufrió el accidente en torno a la una de la tarde del lunes, cuando se encontraba esquiando en la pista de Pico Royo de Formigal, para principiantes. Al parecer, estaba sentada junto a otros pequeños, que habían llegado con sus padres desde Madrid, esperando al borde de la pista a que atendieran a otro niño lesionado, para continuar el descenso. Se desencadenó un alud fuera de las pistas, pequeño, pero con tres metros de ancho y un metro y medio de altura bastó para sepultarla.

ATENCIÓN Otros dos menores, de cinco años, quedaron parcialmente atrapados pero pudieron salir por sus propios medios, ilesos. Pero a la niña tuvo que extraerla el personal de pistas de la estación, que comenzó a atenderla. Luego llegaron a incorporarse un médico y una enfermera del centro de esquí, sanitarios de la Guardia Civil y, finalmente, efectivos del 112. Consiguieron practicarle con éxito la reanimación cardiopulmonar y trasladarla en helicóptero a Zaragoza, pero finalmente no pudo superar el periodo que permaneció sin riego sanguíneo en el cerebro. Ayer, varias pruebas confirmaron que no existía actividad neuronal.

La Guardia Civil investiga las causas del alud, pero su informe tardará aún un tiempo en conocerse, según aseguraron desde el Instituto Armado. Fuentes de Aramón lamentaron ayer el "hecho fortuito" del desencadenamiento de la avalancha, que atribuyeron a la mala suerte. Desde el consorcio de estaciones de esquí se solidarizaron con la familia. "Lamentamos enormemente lo ocurrido", reiteró el director de la estación de Formigal, Antonio Gericó.

PROTOCOLO Aramón confirmó que la zona donde se produjo la pequeña avalancha es habitualmente tratada para evitar este tipo de incidencias, con aludes provocados, y así lo volvieron a hacer en la noche de ayer ante la copiosa nevada de unos veinte centímetros de espesor que registraron. En total, esta temporada han actuado unas 35 veces con estos sistemas en la zona.

Según aclararon desde el consorcio, la noche del domingo al lunes no se registraron nevadas importantes, según las mediciones del espesor en la zona que realizan diariamente. Fueron al parecer de apenas dos centímetros, según detallaron, por lo que no consideraron necesario activar el protocolo de voladuras controladas en la zona.

Un equipo técnico de prevención formado por especialistas titulados se encarga a diario de controlar las acumulaciones de nieve en Formigal, según aseguró Aramón.

Cuentan con tres sistemas distintos según el área que haya que descargar de nieve: el llamado Gaz Ex, un dispositivo de oxígeno y propano para las zonas donde el viento acumula gran cantidad de nieve; el Daisy Bell, un sistema helitransportado con el cual se colocan cargas explosivas en zonas casi inaccesibles y el Avalancheur, un cañón que expulsa un recipiente con una mezcla de gases que explota donde es necesario.

El pasado lunes, los expertos no encontraron signos de peligro en la zona donde se desencadenó el alud de Pico Royo.