La Audiencia de Zaragoza ha condenado a la sociedad Expo Zaragoza Empresarial a pagar indemnizaciones que suman más de un millón de euros a los proveedores con los que se contrataron los productos de "merchandising" para promocionar la Exposición Internacional de 2008 en la capital aragonesa.

El tribunal condena al empresario portugués Joao B. a 18 meses de prisión como responsable directo de un delito de estafa a la veintena de proveedores que suministraron estos productos, pero hace responsable civil subsidiario del pago a la sociedad de la Expo por las relaciones contractuales que mantenía con el acusado y los beneficios obtenidos.

Los magistrados basan esta relación en los contratos públicos que se adjudicaron al empresario portugués, declarado insolvente en la actualidad, para la comercialización de estos productos de promoción de la cita internacional, hecho que, en opinión del tribunal, hace que la responsabilidad subsidiaria de la Expo en la estafa sea "irrefutable".

Argumentan, además, que ExpoAgua Zaragoza (ahora Expo Zaragoza Empresarial) obtuvo beneficios del servicio que le prestó el acusado, "y por ello debe de soportar también los daños ocasionados por el mismo".

A su juicio, no sólo se trató de una actividad que se desarrolló con la "anuencia" de la Expo, sino que se llevó a cabo en las propias instalaciones de la Exposición y le reportó a esta sociedad beneficios económicos directos.

Destaca el tribunal, por otra parte, que los proveedores de esta sociedad reconocieron durante la vista que si contrataron con el empresario portugués adjudicatario fue "por imposición de ExpoAgua".

Los magistrados se refieren, además, a unas afirmaciones hechas durante la vista por el entonces director general de la sociedad, Jerónimo Blasco, actual consejero de Cultura en el Ayuntamiento de Zaragoza, para afirmar que aunque se dieron cuenta de la situación creada, no se pudieron tomar medidas "porque era como un avión en pleno vuelo, que no se puede parar, salvo riesgo de estrellarse".

En relación a esta afirmación, la Audiencia entiende que aunque la situación pudiera ser comparada a la de un avión en pleno vuelo en riesgo de estrellarse, "lo cierto es que la estafa se llevaba a ras de tierra y a diario".

También reprocha el tribunal a la sociedad de la Expo que no vigilara la actividad de la empresa del adjudicatario ni extremara las precauciones ante la información de que disponía en esos momentos y de los problemas judiciales planteados en esas fechas por los proveedores para reclamar los pagos adeudados.