19.35 horas. María Diloy y Antonia Contiberas están esperando al 35 en la parada de autobús de la calle Hernán Cortés. Todavía no ha empezado el segundo paro del día y las afecciones comienzan a notarse. Llega el 35 y el conductor indica que su recorrido terminan en el puente de Hierro. Antonia se sube y María se queda en la parada.

¿Por qué? "Porque solo llega hasta el puente de Hierro así que no me sirve", dice confiada en que el siguiente autobús sí le dejará cerca de su casa. Espera cinco minutos y voilà, pasa otro 35 que sí hace el recorrido completo. "He tenido suerte", dice.

Pero la suerte no suele ser amiga de las huelgas. "Este horario es un estorbo", se queja Jesús Condal. Desde su punto de vista los paros se están alargando mucho y el nuevo horario molesta "y mucho" a los que van a trabajar. "No es lo mismo esperar al medio día que tener que madrugar más", comenta. Al final, en los corrillos sale la verdad: tener que madrugar para coger el autobús, no gusta.

El horario de antes, por lo general, gustaba más. No obstante, la mayoría de los usuarios coinciden en que si se quiere hacer una huelga de verdad tiene que generar una distorsión real en el transporte. Las solución para saber llevarla la tiene Antonia y no es otra que "salir antes de casa". Una solución que no es compartida. Ya ha quedado demostrado que tener que salir antes de casa a primer hora del día no acaba de convencer a los pasajeros.

Y aunque la vuelta a casa resulta más llevadera, el malestar se mantiene entre las marquesinas y sale a relucir el tranvía. Honorina Lobo y José Pernia mantienen que la culpa la tiene el tranvía. Un transporte que, por cierto, "es un negocio de los políticos", asegura Honorina. "Lo que deberían hacer los trabajadores es plantarse en las vías y para la circulación", dice José.

Y del tranvía a los coches privados de los políticos. "Si fueran en transporte público se darían cuenta de la molestia que genera una huelga de autobús", critica José.

Pero al margen de las críticas, las esperas y algún madrugón que otro, hay una mensaje común: comprenden el porqué de la huelga y exigen al consistorio soluciones.