De simulacro a realidad. Los alumnos del instituto Leonardo de Chabacier de Calatayud habían ensayado más de una vez un posible desalojo del centro. Ayer, ocurrió de verdad. Debido a un escape de gas en la calle del centro tuvieron que ser evacuados al patio durante una hora. Los comerciantes también tuvieron que cerrar sus locales por orden de la Policía Local y supervisado por los Bomberos.

El motivo de este repentino desalojo se produjo en la calle San Nicolás de Francia. Desde hace 10 días se están realizando obras de reparación en las tuberías de la zona competencia del Instituto Aragonés del Agua. Según informó el alcalde de la localidad, José Manuel Aranda, el equipo de trabajo "rompió una tubería de gas". Rápidamente se activó el protocolo de seguridad estipulado para evitar problemas.

El regidor explicó que esta zona no está muy transitada, pero la casualidad hizo que el escape de gas se produjera en el día en el que se celebra el mercadillo tradicional en Catalayud que tiene una gran afluencia de público. Aranda explico que "por prevención y ante el número de asistentes" se decidió poner en marcha el protocolo de seguridad en el que participan tanto los Bomberos como la Policía Local.

EN EL CENTRO Pero donde más se vivió este acontecimiento fue en el instituto Leonardo de Chabacier. La jefa de estudios, Silvia Callejo, explicó que sobre las 10.45 de la mañana recibieron el anuncio de la Policía Local de evacuar el centro por riesgo de intoxicación. Una alerta que no generó nerviosismo entre los estudiantes.

Durante una hora el patio de colegio se convirtió en un aula magna en la que había una única lección: cómo comportarse ante una situación así. Callejo contó que, a pesar de la edad de los alumnos, se mantuvieron tranquilos y siguieron en todos momento las indicaciones de los profesores.

Hasta la fecha, el centro había realizado varios simulacros trimestrales para estar preparados ante este tipo de situaciones que, en la mayoría de los casos, los alumnos entienden como un buen momento para perder un rato de clase.

Y mientras en el recreo veían pasar a policías y bomberos, en las aulas y los alrededores se comprobaba que la afección de gas no era importante por lo que, en menos de una hora, la normalidad volvió a reinar en las aulas, los comercios y el mercadillo.