--La Fundación SIP le ha invitado a hablar sobre el impacto de la crisis en el proyecto europeo. ¿Tanto lo está condicionando?

--Mucho. El proceso de integración ya se encontraba en crisis antes de que la económica y, sobre todo, la del euro, arreciaran. Europa perdía su identidad con las distintas ampliaciones porque dejó de ver hacia dónde caminaba.

--¿Hay un alejamiento de los intereses entre los países del euro y los de fuera?

--Hay dos grupos de países con una idea completamente distinta de Europa: los vinculados a Gran Bretaña, que solo buscan un gran mercado único; y luego el eje franco-alemán, que pretende una integración económica que terminará necesariamente en una integración política. Parecía posible conjugar los dos modelos pero cada es más problemático el proceso de integración.

--La crisis, ¿está acentuando las diferencias norte-sur?

--La dificultad del euro era que países con economías y capacidades muy distintas se integraran en una misma moneda. Las crisis del euro no han sido tanto de la moneda como del endeudamiento de todos los países, incluida Alemania. El problema está en la diferencia de productividad. La suya es más alta y pueden pagar los intereses.

--¿También se ha agrandado la brecha social en el norte?

--La precariedad se ha generalizado para todos los empleos, en el norte y en el sur. En Alemania hay 8 millones de trabajadores que ganan 300 euros al mes. Pero el Estado les da 600 o 700 euros de ayudas, con lo cual el paro se reduce muchísimo. Eso solo es posible con un buen sistema fiscal. Pero, a la vez, los que controlan el capitalismo financiero son cada vez más ricos.

--Estas desigualdades, ¿están llevando al euroescepticismo?

--Evidentemente. La frase de Ortega "España es el problema y Europa la solución" la creímos en mi generación. Pero los españoles han descubierto que las grandes ventajas que nos dio entrar en la unión las hemos utilizado de tal forma que nos han llevado a la catástrofe.

--¿Qué consecuencias puede tener este distanciamiento?

--En las próximas elecciones europeas estaremos contentos si vota el 35%. Pero la crisis en España es mucho más fuerte porque, cuando se desploma todo el aparato institucional y lo único que queda es desigualdad y corrupción, es que esta ha calado mucho más allá de la economía. Los datos macroeconómicos mejorarán pero el 40% de la población no será empleable.

--¿Habrá luz al final del túnel?

--La única esperanza es que, si la Unión Europea se desmorona, la alternativa es tan terrible que la esperanza reside en que se harán todos los esfuerzos por sostenerla.