El Ayuntamiento de Zaragoza logró un hito histórico en el conflicto abierto entre Remar y los vecinos de Rosales del Canal: sentarles en la misma mesa y abrir una vía de diálogo. Y tan importante fue el avance que supuso que la oenegé abriera la puerta, por primera vez tras años de protestas, a su salida de la zona --en la que ya han iniciado la construcción de sus nuevas instalaciones en la ciudad--, que todas las partes procuraron obviar lo más relevante del encuentro, que fue que el presidente y fundador de esta asociación sin ánimo de lucro, Miguel Díez, puso precio a su marcha: 2,1 millones de euros. Esto es lo que él estimó que lleva gastados en la creación del nuevo centro al que todos los residentes se oponen y lo que quiere recuperar para desaparecer de un lugar en el que ha quedado demostrado que no quieren verles.

Son muchas las incógnitas con las que todos acudían a esta primera reunión a tres bandas en la que estuvieron representados los vecinos, Remar con Díez a la cabeza, el Gobierno de la ciudad con el socialista Carlos Pérez Anadón, teniente de alcalde de Urbanismo, y los grupos municipales de PP, CHA e IU, con los concejales Pedro Navarro, Juan Martín y Pablo Muñoz, respectivamente, como representantes.

EN DIEZ DÍAS Al final de esa reunión, que se prolongó durante más de una hora en la Sala de Gobierno del ayuntamiento, se concluyó que los técnicos municipales visitarán las obras de Remar en Rosales para evaluar el importe de la inversión ya ejecutada en el proyecto de la oenegé y verificarán si la estimación realizada ayer por Miguel Díez se corresponde con su valor real para, posteriormente, adoptar la decisión política sobre qué hacer para facilitar su marcha. Un plazo de "unos diez días" es el que se dieron para que se produzca un nuevo encuentro, tal y como aseguró el nacionalista Juan Martín, que hizo de portavoz de los cuatro grupos municipales.

Puede que entonces, con los informes que realicen los técnicos municipales puedan avanzar en ese acuerdo en el que los vecinos ayer, también por primera vez, se mostraron confiados en que se produzca. Eso y la valoración generalizada de ser "optimistas" con dar con la solución es lo que trasladaron públicamente pero nadie quería desgranar los entresijos de una negociación que sigue cogida con pinzas y con las mismas incógnitas: cuándo se iría y cuándo y cómo se le pagaría, sobre todo.

"Valoramos positivamente que todas las partes estén dispuestas a explorar las distintas posibilidades que hay para lograr un acuerdo", manifestó Pérez Anadón, lo mismo que dijo Martín. "Llevamos desde 2012 intentando buscar una solución y la diferencia es que Remar se ha querido sentar", subrayó Navarro, quien remarcó que había sido "beligerante" con la retirada del suelo como aval suscrito con Triodos Bank. Una cuestión a la que el Gobierno sí se refirió en la reunión, indicando que se revocará la autorización concedida si no se elimina como garantía. "Se ha demostrado que no hacía falta mediador sino solo voluntad de acuerdo", subrayó Muñoz.