El día a día de un menor transexual en España puede ser más o menos fácil según la comunidad autónoma en la que resida. ¿El motivo? La falta de una ley común en el país que regule el derecho de estas personas y que deja en manos de cada región la aplicación de una normativa que, en el caso de Aragón, carece de protocolos sanitarios para tratar a estos jóvenes.

Por ejemplo, un niño transexual de 11 años puede recibir un tratamiento de inhibidores hormonales que bloqueen el desarrollo físico de los caracteres secundarios como mujer en Cataluña, pero en Aragón tiene que esperar a cumplir los 18 años. "Suena a disparate, ¿verdad?", apunta Natalia Aventín, presidenta de la Asociación Nacional de Familias de Menores Transexuales Chrysallis y madre de un menor que "ante la incapacidad y la falta de repuesta del sistema sanitario aragonés" decidió que su hijo P. iniciara el tratamiento hormonal en una clínica privada de Barcelona. "Los especialistas consultados aquí avalan el proceso y están de acuerdo con todas sus fases, pero aquí el tratamiento a un menor no está contemplado", explica. El gasto mensual de estas inyecciones --también las hay trimestrales- asciende a 160 euros. "A eso añade cada visita, que no es gratis, y el desplazamiento desde Benasque, que esa gasolina no nos la paga nadie", apunta Aventín.

Edades más tempranas

Las únicas comunidaes donde los bloqueadores pueden aplicarse para este fin sin limitación de edad son Canarias, Cataluña, País Vasco y Andalucía, mientras que en otras como Madrid se prescriben hasta los 18. "Pedimos una legislación común con una edad de viabilidad más temprana, de acuerdo a criterios médicos, porque a los 18 los efectos del tratamiento no son tan efectivos, ya que el cuerpo se está desarrollando durante toda la pubertad y a esa edad el proceso ya es casi definitivo, los chavales sufren mucho más", asegura Aventín.

En el 2006 se creó en Aragón un equipo multidisciplinar para atender los casos de transexuales formado por psiquiatras, ginecólogos, endocrino y urólogos. En un principio, se prestaba a los jóvenes atención psicológica y a partir de los 18 años se derivaban al endocrino para empezar el tratamiento hormonal. Sin embargo, el aumento de casos de menores evidencia que la legislación aragonesa no regula la atención a estos niños. "Podemos manejar una cantidad de casos -en Aragón hay más de seis-, pero hay más de los conocidos", asegura Aventín.

Entorno educativo

Además de falta de respuestas sanitarias, en Aragón tampoco hay un protocolo de actuación en los centros escolares. "Siempre que el entorno normalice la situación no se deben producir problemas pero clar que se vivien situaciones incómodas en los colegios e institutos. Falta formación en todos los niveles, tanto en la sociedad como en los trabajadores de estos ámbitos", puntualiza.

"Si un profesor no está guiado para tratar estos temas y educar es difícil que el entorno se socialice con ello. Hay muchos prejuicios y por ello luchamos cada día. Los chavales pueden recurrir a ayuda y psicólogos en sus colegios, pero son temas que no se suelen tratar y la sociedad está cambiando", añade.