Además de no tener ningún impacto visual, la depuradora biológica de Fabara contempla otras ventajas y, si se compara con los datos de otras depuradoras, arroja cifras espectaculares. Es lo que sucede con el volumen de oxígeno que genera, y que cuadruplica el de otras depuradoras, como la de Zaragoza. Lo mismo sucede con la calidad del agua que devuelve al río, y que apenas contiene materiales pesados u otras sustancias nocivas. De hecho, según las mediciones del Ministerio de Medio Ambiente, las tasas de contaminación son incluso diez veces menores de lo permitido. Entre otras cuestiones, porque la anea tiene una gran capacidad para acumular y asumir metales pesados.

Sin embargo, el Gobierno de Aragón, ni el actual ni el anterior, favorece la implantación de estas depuradoras, sostenibles desde el punto de vista ambiental y económico. Prefiere imponer leoninas condiciones para elaborar contratos de obra que son más caros y, en muchos casos, inasumibles para las economías municipales y de sus ciudadanos.