--CGT ha logrado seis delegados más, ha tripicado el número de votos y se ha erigido en la segunda fuerza sindical en la enseñanza. ¿Sueño cumplido?

--Esperábamos crecer. No sé si tanto, pero sí había bastante optimismo porque estos últimos años se han hecho bien las cosas. Además, no nos engañemos, creo que hay bastante descontento hacia el sindicalismo mayoritario y eso se ha notado mucho en el alto índice de abstención, lo que nos ha beneficiado. Pero a nosotros no nos ha afectado porque hemos triplicado los votos.

--¿Cree que su ascenso responde también a un voto de castigo a esos sindicatos mayoritarios?

--La gente decepcionada con sus sindicatos no les ha votado a ellos pero tampoco a nosotros. En Zaragoza, por ejemplo, hemos logrado casi 900 votos pese a que tenemos 170 afiliados con derecho a voto. Eso desprende la simpatía hacia nosotros de muchos no afiliados, mientras que otros sindicaos han recogido una cantidad de votos inferior a sus afiliados. Creo que el castigo a los mayoritarios ha ido más hacia la abstención, cuyo incremento también ha sido causado por los problemas para ejercer el derecho al voto provocados por la Administración, sobre todo, en los centros que no cerraron.

--¿Cuál es el principal objetivo?

--Seguir trabajando igual, apsotar por la escuela pública en exclusiva y seguir al servicio del profesorado. Ahora vamos a disponer de más recursos humanos y más horas sindicales, con el consiguiente aumento de peso en las mesas de negociación y el reto es que eso se note en el día a día de los docentes. Esperamos que en mayo haya un cambio político en Aragón y tener un sindicato combativo como segunda fuerza puede ayudar mucho a reducir los recortes.

--¿Y si no hay cambio de Gobierno?

--El planteamiento sería muy diferente. Pero, aunque haya un cambio favorable a la escuela pública, habrá que seguir peleando. Pero no cabe duda de que no sería comparable con estos cuatro años, en los que no ha habido modo de llegar a acuerdo alguno con la Administración, ni ha habido intentos de negociar y todo han sido imposiciones. Todo eso nos ha obligado a movilizarnos y, precisamente, creo que eso también explica nuestro ascenso porque hemos sido el sindicato con más presencia en las calles y el más combativo. Y eso el profesorado lo ha agradecido.

--¿Cuál es el sentir actual del profesorado?

--Hay mucho desencanto y frustración. Muchos se han movilizado pero no han encontrado resultados. En Primaria han estado trabajando dos o tres meses sin la nueva orden de evaluación, que ha salido publicada en diciembre. La ley impone ahora estar en clase evaluando sin tiempo para enseñar. En Secundaria hay muchas quejas por el aumento de horas lectivas, por los fallos del sistema informático y la incertidumbre con las oposiciones.