Los hay casi de tamaño natural, ambientados en paisajes aragoneses, otros con figuras ataviadas con telas, con rasgos infantiles --de moda en los años 60--, de iconografía clásica o tan realistas que pretenden reconstruir fielmente los edificios hebreos de la época en que nació Jesús. Son los belenes, una tradición que incluso --al margen de la fe de los moradores-- se mantiene en muchos hogares, codo con codo con Papa Noël o Santa Claus --propio del centro de Europa-- y con el árbol importado de Alemania.

Zaragoza cuenta con una colección de pesebres monumentales que se exhiben en lugares públicos y que cada año son admirados por miles y miles de personas. Por ello, EL PERIÓDICO DE ARAGÓN ha querido contribuir a la difusión de esta tradición con la edición gratuita de una guía de 87 páginas y a todo color, que recorre 17 nacimientos de la capital aragonesa.

La ruta comienza con el que desde 2002 instala el ayuntamiento de la capital en la plaza del Pilar. Se trata de un jardín gigante, con figuras casi de tamaño natural, que cada año incorpora elementos nuevos o cambia de diseño.

Y siguen el que se instala en la propia basílica, el de la CAI, en la sala Luzán, el de Ibercaja, el del Museo Diocesano, que lo componen 79 figuras vestidas con trajes de tela; el de las Hermanitas de los ancianos desamparados, de la Casa Amparo o uno de los últimos en incorporarse: el que se exhibe en Puerto Venecia. Una reconstrucción realista de las poblaciones hebreas de la época de Jesús, que están inspiradas en los pintores orientalistas del siglo XIX.

La Guía de belenes de Zaragoza también recoge la programación municipales para estas navidades y unos breves apuntes sobre la Cabalgata de Reyes que este año cambia de itinerario, pero promete mantener toda la magia que desprenden Melchor, Gaspar, Baltasar y sus comitivas.