Los impagos de las multas de tráfico suponen el 18% de la morosidad que computa, año a año, el Ayuntaiento de Zaragoza. Según las últimas cifras, aportadas ayer por el vicealcalde Fernando Gimeno, actualmente los infractores adeudan a las arcas municipales un total de 16,1 millones de euros procedentes de sanciones impagadas, en ocasiones de ejercicios anteriores. Cuantía que no se ingresan en las arcas municipales, la mayoría de los ejercicios 2013 y 2014, pero algunas impuestas en el 2010, por lo que están incluso a punto de cumplir los cinco años con los que podrían llegar a prescribir.

A preguntas de Chunta, el también responsable económico del ayuntamiento desgranó las medidas puestas en marcha por el consistorio para el cobro de las multas y que pasan fundamentalmente por el embargo de las cuentas bancarias y de distintos bienes de los morosos. Aunque no facilitó datos sobre los procedimientos de apremio ya iniciados o cuántas solicitudes de embargo se han tramitado.

DIFICULTAD

Lo cierto es que las multas de tráfico son tradicionalmente el ingreso que más tasas de morosidad acarrea al ayuntamiento, aunque, detalló Gimeno, es superado por las Administraciones Públicas, cuyos impagos suponen el 30% de la morosidad en el consistorio.

"La crisis es dura y está apretando mucho a los ciudadanos", indicó Gimeno, quien destacó también la dificultad que tiene el consistorio para cobrar en algunos casos. "Lo más operativo es siempre el embargo de las cuentas corrientes, pero no siempre es posible", apuntó.

Comparado con otros conceptos, lo cierto es que las infracciones de circulación sancionadas y no abonadas están muy por encima de otras obligaciones --o derechos reconocidos, si se mira desde el punto de vista del consistorio-- no satisfechas. Por ejemplo, en el caso del abono de impuestos y tasas por los servicios esenciales al ciudadano, este índice representa "el 6%". Así que las multas de tráfico casi triplican este porcentaje.

La falta de cobro de estas sanciones, además, se deja notar en los ingresos municipales. Sobre todo porque la recaudación definitiva cada vez se aleja más de la prevista. En el 2014 esta fue de 8,7 millones, sobre los 13,5 estimados al inicio del año. Se trata de la cifra más baja de los últimos nueve años y casi un 25% menos que los 11,5 ingresados el ejercicio anterior. No en vano, desde el 2007 que esta cuantía no se aproxima a esos 13,5 millones presupuestados, si bien Gimeno apostilló ayer que, en el caso del año pasado, el número de sanciones impuestas fue menor. Eso, a su juicio, lo explica más que los impagos.