Mientras Belloch trata por todos los medios lograr que la Oficina de la Década del Agua se quede de forma permanente en Zaragoza, los vecinos del Rabal quieren todo lo contrario: que la Casa Soláns sea de uso ciudadano y no para albergar entre sus paredes una institución de las Naciones Unidas.

El presidente de la Asociación de Vecinos Barrio Jesús, Raúl Gascón, explicó que desde que la ONU se instaló en este emblemático edificio se cerraron las puertas por completo a la ciudadanía. "No se puede visitar y solo la utilizan cuatro o cinco administrativos", cuestionó.

Esta oficina forma parte del Legado Expo y permite que Zaragoza siga saliendo en el mapa internacional cuando se habla del acceso al agua en el mundo. Pero al margen del prestigio que pueda generar, dicen desde la entidad vecinal, "no produce ningún beneficio al ciudadano". En cambio, sí que genera gasto. Tanto el Ayuntamiento de Zaragoza como el Gobierno de Aragón financian la sede. En el caso del consistorio, la partida para este año es de 20.000 euros --a falta de que se aprueben de manera definitiva los presupuestos--. Suponen 80.000 menos que en los tres últimos años. El alcalde, Juan Alberto Belloch, manifestó su interés en que la Casa Soláns siga siendo la sede de la Década del Agua de forma "permanente" en el el congreso Agua y Desarrollo Sostenible. De la Visión a la Acción. Pero los vecinos del barrio ya han pensado otros usos para el edificio.

Por ahora, barajan dos opciones. Por un lado, que se convierta en un museo escolar. Es decir, un lugar donde los colegios de la margen izquierda puedan exponer los trabajos que suelen quedarse en los pasillos de los centros. Por el otro, proponen descongestionar la Estación del Norte y que la Casa Soláns albergue actividades que se realizarían en el centro cívico e, incluso, que parte de la junta de distrito se traslade.