El párroco de Épila, implicado en el escándalo del diácono que provocó el cese del anterior arzobispo de Zaragoza, Manuel Ureña, celebrará su última misa en el municipio el próximo sábado. El sacerdote deja la localidad por decisión del nuevo prelado zaragozano, Vicente Jiménez, quien le ha conminado a regresar a Alcalá de Henares, diócesis a la que pertenece, y desde la que llegó a Aragón en comisión de servicio. Jiménez utiliza la no renovación del contrato para alejar a Miguel Ángel Barco de la archidiócesis.

El clérigo será sustituido por Eduardo Pérez Pueyo, de 33 años, miembro del Opus Dei y recién llegado de Roma donde ha realizado el doctorado en Filosofía; con anterioridad, había desempeñado funciones de párroco en la zona del Matarraña. Su primer oficio en Épila tendrá lugar el domingo.

Jiménez tomó esta medida, tras convocar el consejo de gobierno, organismo que representa a todos los vicarios de la archidiócesis. En dicha reunión se trató el escándalo que salpicó a Ureña, que fue cesado por el Papa Francisco por ocultar un supuesto caso de abusos por parte de Barco al diácono Daniel Peruga, de 27 años.

Cuando saltó a la luz el pago de 100.000 euros para silenciar este asunto, desde la Santa Sede se pidió la salida de Miguel Ángel Barco, si bien declinó hacerlo. Una comisión formada por los vicarios Juan Sebastián y Jesús Arduña fueron designados para comunicárselo.

El Arzobispado de Zaragoza anunció que iba a abrir una investigación interna para esclarecer todo lo ocurrido, si bien nada ha trascendido de la misma, a pesar del compromiso de información con los fieles.