Sarga tuvo en el 2014 beneficios por primera vez después de su creación, fruto de la fusión entre Sirasa y Sodemasa. El resultado con el que se cerró el pasado ejercicio fue de 101.356 euros. Desde el 2012 se han recortado 5,6 millones de euros; de ellos 4,7 en nóminas. La plantilla ha pasado de 1.072 empleados a 944 y se han bajado los salarios a los que siguen en la compañía.

El presidente de la sociedad, Modesto Lobón, se felicitó ayer, tras el consejo de administración, del resultado de Sarga. Se desmarcó del "pasado" de la empresa, cuando los partidos, sobre todo PAR, PSOE y PP colocaron a gente vinculada a sus siglas; incluso a personas que había estado en sus listas electorales. "Ahora se actúa con profesionalidad, sin mirar atrás, y desde luego no se contrata en función de criterios políticos", dijo el también consejero de Agricultura y Medio Ambiente del Gobierno de Aragón.

REESTRUCTURACIÓN

El director gerente de la empresa, Enrique Martín, explicó que el ahorro se ha conseguido con otros conceptos como los alquileres de edificios o de vehículos. A ello hay que sumar la reestructuración interna de la plantilla, que ha pasado de estar distribuida en 18 departamentos a estarlo solo en 7. Las tensiones con la plantilla después de ERE, sin embargo, siguen existiendo. No se ha podido pactar un nuevo convenio, aunque el máximo responsable de la gestión de Sarga dijo estar abierto a retomar las conversaciones. "El próximo objetivo de la empresa pública será la homogeneización de las condiciones laborales del personal", dijo.

En el 2012 Sarga registró unas pérdidas de 583.000 euros --año en el que se produjo el ERE--; en el 2013, tras los primeros recortes, de 282.000 euros y ya en el 2014 se han conseguido los beneficios. El grueso del personal de la sociedad se encuentra integrado en el operativo de lucha contra los incendios. La plantilla media en el 2012 era de 454 empleados, mientras que en 2014 fue de 425. La reducción parece mínima, pero el ahorro que se ha logrado es de unos 400.000 euros en este área. Lo que significa que además de contratar a menos gente, las cuadrillas trabajan menos horas que hace dos años; de ahí el recorte.