"Al recibir la llamada de la Casa Real nos quedamos extrañados. Lo primero que pensamos fue: ¿Qué hemos hecho?", recuerda Jesús Jambrina, ahora riéndose. La sorpresa fue tal que, cuatro días después de recibir la Orden al Mérito Civil de manos del rey Felipe VI y la reina Letizia en el Salón de Columnas del Palacio Real, todavía no saben expresar con certeza qué sienten.

Este matrimonio de maestros jubilados y vecinos de Teruel ha dedicado su vida a la enseñanza, la cooperación y la acción social. Para Jesús Jambrina han sido 48 los años de docencia en el colegio La Salle. Para su mujer, Consuelo Campos, 46. "Por nuestras aulas han pasado padres e hijos, e incluso, me atrevería a decir que en los últimos años vimos alguna tercera generación", relata Jesús. Han afrontado la enseñanza como una verdadera pasión, con una vocación que les ha llevado a implicarse también fuera de las aulas.

Durante su etapa profesional, colaboraron con la oenegé Proyde, que se dedica a la cooperación y al desarrollo de los países y regiones empobrecidas del planeta. Tanto es así que, a sus 55 años, decidieron embarcarse en una nueva aventura docente: se ofrecieron voluntarios para pasar un verano en la selva amazónica de Perú. Jesús lo recuerda como una experiencia "buena y al mismo tiempo desagradable" ya que aprendieron mucho pero fueron plenamente conscientes "del nivel de pobreza, la escasa calidad de vida, la cantidad de enfermedades a las que tienen que hacer frente sin apenas recursos; con decir que yo, a mis 55 años, era el mayor de la aldea, ilustra bastante cuál es la esperanza de vida allí".

JUBILACIÓN OCUPADA

Tras una etapa docente muy intensa, disfrutan de una jubilación "muy ocupada", afirman. Y la cantidad de organizaciones en las que colaboran lo demuestra: son voluntarios de la Hermandad de los veteranos del Ejército y la Guardia Civil y en Cáritas, entre otras. Además, Jesús es presidente de la Junta de Cofradías y Hermandades de Teruel y Consuelo preside el Centro de Solidaridad. "Hay que seguir hasta que tengamos fuerza en las piernas y la cabeza nos guíe", resume Consuelo, que se muestra ilusionada con el proyecto del Centro de Solidaridad, en el que atienden a drogodependientes, a personas alcohólicas y tratan de conseguir su reinserción sociolaboral.

A pesar de esta trayectoria, Consuelo insiste en que desconocen las razones por las que les han elegido a ellos. "No sabemos quién nos ha propuesto ni quién nos ha elegido. No creo que hayamos hecho nada distinto a cualquier maestro: trabajo, entrega y disponibilidad siempre con la meta de poder ayudar a los demás". Por eso afirma que tuvieron suerte por ser escogidos para este reconocimiento que hace extensivo a "todos los maestros, padres y abuelos, y a todas las personas que ejercen el voluntariado luchando día a día con la idea de hacer el bien".

Para el matrimonio, la ceremonia de entrega de la medalla de la Orden del Mérito Civil fue "muy emocionante" y consiguió transmitir la cercanía que pretendían los reyes. "Más pueblo que nosotros no hay", concluyó Consuelo, feliz por haber compartido el momento con sus hijos y dos de sus nietos.