Las energías renovables están de moda en Aragón. La biomasa, englobada dentro de este grupo, es un sector en auge, ya que cada vez son más los aragoneses que apuestan por este tipo de energía alternativa. El Gobierno de Aragón, consciente de ello, entrega subvenciones a quienes desean contar con una instalación de biomasa pero quienes trabajan en la materia, creen que estas ayudas son insuficientes y están mal organizadas.

Desde el Grupo Arelux, en su sección Todobiomasa, César García criticó la forma en la que la DGA estructura las subvenciones: "Dan poco tiempo de presentación de documentos, por lo que hay que prepararlo todo deprisa y corriendo". García no entiende por qué el Ejecutivo no cuenta con la opinión de los profesionales, algo que, explicó, generaría beneficios tanto para instaladores como para los compradores.

Según el trabajador, las subvenciones de este año han sido "catastróficas" en cuanto a su organización. Desde el sector entienden que sea un mal momento económico y que las ayudas no se puedan dar hasta que se conocen los fondos disponibles. Pero lo que más "indignación" causa, en la opinión de García, son los plazos en los que se dan.

CON CABEZA

"Ha habido gente que no se pudo beneficiar de las subvenciones porque se sacaron los plazos de la manga", lamentó el trabajador. Al parecer, el pasado octubre hubo un incremento de instalaciones de biomasa, con un "coste medio de entre ocho y diez mil euros". Fue entonces cuando el sector tuvo problemas con el Gobierno porque, tal y como explicó García, "lo normal es que se preparen las subvenciones desde que estas acaban, y no antes porque las personas no pueden acceder a ellas". Esto causa malestar entre los trabajadores porque entienden que "no se están dando con cabeza".

A esto hay que sumarle que son muchos los que deciden instalar los aparatos durante los meses de verano, y este es un periodo de tiempo en el que "no pueden optar a ninguna ayuda". "Al final los que desean sustituir su instalación por una renovable por motivos medioambientales, son los que se quedan sin dinero, mientras que los que lo hacen solo pensando en la subvención son los que se acaban beneficiando", declaró García.

En su opinión, el Ejecutivo aragonés debería premiar a quienes tienen iniciativas ecológicas. Desde Aguidrovert Solar SL, expresaron su "hartazgo" por la situación. "Las subvenciones se las acaba llevando gente interesada, y no quienes las merecen", comentó Miguel Gutiérrez, trabajador de la empresa.

ESCASO CONTROL

Otra de las reclamaciones del sector se centra en el "escaso" control de la DGA. "Ahora todo el mundo instala, ya no hay exigencias", lamentó García. Los instaladores creen que ya no se premia a aquellas empresas que se esfuerzan en hacerlo bien y que, en consecuencia, "se hacen chapuzas".

Las empresas han intentado poner solución a algunos de los problemas. Hace unos meses, en una reunión con responsables del departamento de Economia, Industria y Empleo de la DGA pidieron agrupar al sector en una asociación que velara por sus intereses. Pero, según García, les remitieron a un colectivo ya existente del que nunca obtuvieron respuesta. "Estamos cansados de intentar cosas que no llegan a nada", declaró.

La necesidad de acercar posturas entre el sector y la DGA, parece ser necesario. La demanda de instalaciones de biomasa ha aumentado en los últimos años, sobre todo, en viviendas particulares, residencias e incluso granjas. Entre los aparatos que más se venden, las calderas y las estufas. Los aragoneses cada vez optan más por esta energía renovable debido al ahorro que genera.

"Aunque la inversión es más alta en un principio, al final sale rentable", explicaron desde Todobiomasa. Los expertos cifran el ahorro anual sobre unos 800 euros, en comparación a otras instalaciones como las de gasoil. No obstante, la cantidad de dinero depende del tipo de aparato que se le instala.