Hace unos años en Borobia era fácil encontrar a vecinos que mostraran su oposición al proyecto minero de la empresa Magnesitas Sorianas. Con el paso del tiempo, las posiciones se han ido suavizando y ahora casi todos ven con buenos ojos las tareas de extracción de tierras que han acometido. Unos insisten en la necesidad de controlar las afecciones medioambientales que se puedan producir en las aguas y otros creen que lo importante es asegurar el desarrollo y el empleo. Algunos prefieren mantener un silencio prudente.

En el bar de la plaza del Olmo de Borobia coinciden al atribuir la oposición aragonesa a las envidias. "En Aragón existe una mina muy similar a esta funcionando sin restricciones: si el proyecto que hemos empezado aquí estuviera al otro lado de la frontera no se hubieran quejado tanto", explica José Luis Jiménez, vecino de toda la vida.

Un joven trabajador de la mina nacido en Ágreda insiste en este aspecto. "Gran parte de los pueblos que protestan lo hacen desde la ignorancia: se respetan todos los parámetros medioambientales y ahora mismo no hay nada de contaminación", afirma.

En el bar El rincón de Borobia es difícil recabar opiniones porque las preguntas generan un debate en el que los más críticos con Aragón acallan rápidamente las opiniones más moderadas. Estas últimas lamentan que los cientos de puestos de trabajo que se prometieron en los inicios del proyecto únicamente se han concretado en pocas decenas, por lo general indirectos.

La postura en la comarca aragonesa del Aranda también es unánime. "Ellos se quedarán con el trabajo y los beneficios y aquí solo nos llegará el agua sucia", sentencia José María Judas Martínez, sentado en uno de los bancos de la plaza de Moros, en plena cuenca del Manubles, uno de los ríos que se podrían ver afectados por la explotación soriana.

El panadero Luis Alaya recorre diariamente con su furgoneta varios pueblos de la ribera. "Creo que es un proyecto poco afortunado porque puede destrozar todos los acuíferos con los residuos", explica. Considera que para unas comarcas fundamentalmente agrarias "es un error jugar con un asunto tan importante como el agua". Como otros muchos vecinos de la zona en los últimos años ha participado en bastantes de las movilizaciones que se han organizado para protestar. Con los trabajos iniciados pocos saben cuáles serán los siguientes pasos a seguir, pero afirma que no se mantendrán de brazos cruzados mientras las tierras son removidas en el nacimiento de sus ríos.