Los presidentes de Aragón y la Comunidad Valenciana, Javier Lambán y Ximo Puig, mantuvieron ayer su primer encuentro bilateral. Ambos destacaron la necesidad de impulsar infraestructuras pendientes como la conexión ferroviaria entre Zaragoza y Sagunto y las obras de la N-232 entre Ráfales y el límite con Castellón. Sobre el Plan Hidrológico Nacional, el líder valenciano señaló que el agua no debe utilizarse como bandera de "confrontación".

Puig apuntó que su objetivo es que los valencianos tengan garantizada "agua de calidad y para siempre", y aseguró que para lograrlo va a trabajar "desde el diálogo y la concertación". A su juicio, esta "no puede ser una bandera de confrontación", como sucedió con la campaña Agua para todos que puso en marcha el PP para reclamar el trasvase del Ebro al Levante español. Entonces, el PP tenía todo el poder en las instituciones autonómicas y en el Estado y no llevó a cabo el trasvase, motivo por el que Puig instó a los populares a que "no vuelvan a engañar a la gente" y colaboren en la búsqueda de "soluciones razonables para todos".

Puig, que fue alcalde durante 17 años de Morella (Castellón), localidad que atraviesa esta carretera, aseguró que su estado es de "auténtico escándalo", a pesar de ser "fundamental" y el "camino más recto" entre el Mediterráneo y el Cantábrico. Lamentó, en este sentido, que "permanentemente" se haya invertido en infraestructuras que han fomentado "la centralidad del centro y no la de la razón", y por eso los dos presidentes se comprometieron a trabajar para arrancar del Gobierno de España un compromiso "claro" con la mejora de las relaciones entre Aragón y Valencia. Para Lambán, las ya amplias relaciones de ambas comunidades se "estrecharán" cuando se mejoren las comunicaciones. Y quiso "zanjar" cualquier debate respecto a si el apoyo del Gobierno a que la línea Zaragoza-Sagunto se considere como un ramal del Corredor Mediterráneo suponga renunciar a la TCP.