La resaca de la Comisión de Economía en la que PP, PSOE y Ciudadanos (C's) tumbaron las ordenanzas fiscales del Gobierno de Zaragoza en Común (ZeC) dejó ayer una nueva mano tendida por parte de este último a los socialistas invitándoles a que se repiensen su voto en contra y trasladándoles una nueva oferta para llegar a un acuerdo entre los grupos de izquierda del Ayuntamiento de Zaragoza. En ella, según explicó el responsable de las finanzas, Fernando Rivarés, se le plantea la posibilidad de bajar el umbral de las empresas comerciales e industriales a las que aplicar un tipo diferenciado en el IBI hasta los 750.000 euros, de manera que gravando más a solo 375 grandes firmas más que ahora se obtendría una recaudación adicional de "unos siete millones de euros".

Ni los 19 millones que pretendía ZeC, ni los 9 que suponía la enmienda de Chunta ni los 3,5 que dejaba la propuesta que obtuvo la mayoría de votos en la comisión, planteada por los socialistas. Una última tentativa que, además, podría ser negociable en aras de un acuerdo distinto al que se produjo el pasado jueves en el salón de plenos.

600 EN TOTAL Un pacto en el que también entraría Chunta y que elevaría a 600 a las empresas afectadas, que ocupen inmuebles con un valor catastral de 750.000 euros --solo edificios independientes, no empresas ubicadas en locales comerciales o en bloques de viviendas--, que el Gobierno interpreta que es donde se localizan las grandes firmas de la ciudad.

Una nueva cesión en una atropellada negociación en la que el Gobierno de la ciudad correría, sea cual sea el resultado, con la responsabilidad de un hipotético fracaso como el del jueves. Algo que piensa evitar "hasta el último minuto" y para lo que, según anunció Rivarés ayer, se producirá una "doble reunión" entre los portavoces económicos de ZeC y PSOE, él mismo y Javier Trívez, respectivamente, y del líder socialista en el consistorio, Carlos Pérez Anadón, con el alcalde, Pedro Santisteve.

Aunque las declaraciones del alcalde ayer daban una de cal y una de arena en favor de ese entendimiento. En el estreno del Rastrillo sollidario en la Sala Multiusos dijo confiar en "que el sentido común se imponga" en el pleno del próximo lunes y garantizó que seguirá "tendiendo una mano y rebajando" su propuesta para lograrlo, y por otra aseguró que lo ocurrido en la comisión "no es un revés" a su política fiscal sino "una actitud intolerante, obstruccionista y cerril" contra su esfuerzo y su "obligación de recaudar más para atender la emergencia social".

"Tengo esperanzas de que el ayuntamiento pueda recaudar algo aunque sea menos de la mitad de lo que había planteado. Hay que intentar que paguen los que más tienen", añadió el alcalde de Zaragoza.