El consejero de Hacienda, Fernando Gimeno, compareció ayer en las Cortes a petición del PP para explicar las próximas acciones de su departamento. Tuvo que hablar sobre todo de la reforma tributaria que el Consejo de Gobierno aprobará hoy mismo. La defendió en términos de "justicia social", y aseguró que el aumento de la carga impositiva no afectará a más del 90% de los aragoneses. Pese a ello, el Ejecutivo espera recaudar 100 millones, si logra el apoyo parlamentario suficiente para ello.

Porque de la comisión de ayer se extrae ya una primera conclusión: el Gobierno cuenta con pocos apoyos para subir los impuestos. En principio solo el respaldo incondicional de CHA porque Podemos puso muchos reparos a los planes de Gimeno. El resto de grupos, PP, PAR y Ciudadanos se mostraron claramente en contra. El consejero no entró en el fondo de la reforma tributaria que pretende, ni dio detalles.

SOLO A LOS RICOS

Pero ante la alarma de los grupos de la oposición insistió en que los efectos en la ciudadanía serán limitados y que repercutirán en "los ricos, qué le vamos a hacer". El consejero recordó que su Gobierno, y especialmente, Javier Lambán, ya dijo en julio, en su toma de posesión, que su objetivo era recaudar más, y que además se iba a hacer de forma progresiva, gravando a las rentas elevadas. Gimeno señaló que la política tributaria, al igual que la presupuestaria, es un instrumento del Ejecutivo para hacer política, y que están intentando cumplir los compromisos adquiridos.

El titular de Hacienda se ganó las críticas de la oposición. Especialmente duro fue el portavoz del PP, Antonio Suárez. Acusó de Gimeno de estar "engañando" a los aragoneses porque, en su opinión, esta reforma tributaria va en contra de lo que dijo Lambán en campaña electoral. Lamentó que el PSOE quiera subir los impuestos "para gobernar con más comodidad" y se haya preocupado "poco" por controlar el gasto público para incorporar medidas o "caprichos y caprichitos" de sus socios de Gobierno.

Tampoco encontró comprensión en la izquierda parlamentaria. Marta de Santos (Podemos) echó en cara a Gimeno que no aportara ni un solo dato técnico en su comparecencia y que se limitara a abrir durante una hora un debate "absurdo", en el que no hubo ni un solo dato. Sobre la reforma tributaria que hoy aprobará el Gobierno, le espetó al consejero que su grupo no ha hecho las propuestas que figuran en el anteproyecto de ley, y que en todo caso, sus medidas prioritarias no están en el documento. "Están las que no nos gustan", zanjó. Y advirtió que "con estas formas y estos tiempos" la tramitación del presupuesto antes de que acabe diciembre será "imposible".

Elena Allué (PAR) criticó la "completa opacidad" del Gobierno, al que culpó de "falta de credibilidad y de rigor", al tiempo que consideró que no es necesario subir ahora los impuestos porque las economías familiares "aún no son las adecuadas". Acusó al Gimeno de tener el gasto descontrolado, algo que se saldará con una subida de impuestos que "afectará a todos". De ahí que animara al Ejecutivo socialista a poner en vereda el déficit, de cuyo descontrol culpó al actual Gobierno más que al anterior, en el que estaba el PAR.

Javier Martínez (Ciudadanos) dudó del carácter "redistributivo de la propuesta", que fija una subida que en el 50% de sus medidas afecta a todos los ciudadanos, y también a sectores estratégicos como la energía o la nieve. El diputado le recordó a Gimeno que cuando sube la gasolina --con el impuesto de hidrocarburos-- sube todo lo demás. Le pidió que tenga cuidado con las políticas "expansivas" porque para "redistribuir primero hay que generar riqueza", señaló.