Cristian Pelegrín llamó a la puerta de la Fundación Federico Ozanam motivado por la recomendación de un compañero. "Había hecho varios cursos aquí y me habló muy bien. Ahora me siento a gusto y muy contento porque he vuelto a reengancharme a los estudios", dice este joven de 16 años.

Pelegrín carece del título de Enseñanza Secundaria Obligatoria, pero en la escuela de segunda oportunidad de Ozanam ha encontrado una vía de salida que tiene un objetivo: hacer un curso de Formación Profesional de grado medio.

"Me gustaría trabajar en un futuro en la fontanería, porque siento que me gusta después de las prácticas que he hecho y de lo que me enseñan aquí", explica. La motivación de Pelegrín se nota en sus palabras y en el hecho de recibir una formación básica que también va dirigida a su inserción laboral.

"Me enseñan también a hacer albaranes, a interpretarlos, así como cuestiones de facturación o administración. Además hay clases de informática, que me gustan mucho", asegura el joven. Dentro de esa enseñanza, los jóvenes que forman parte de esta red de segunda oportunidad asisten a clases de geografía, matemáticas o lenguaje. Incluso se debaten y tratan temas de actualidad. "No tengo queja de los profesores --dice con gesto cómplice mirando a su tutor--, me siento muy bien y el acogimiento por parte de todos ha sido muy bueno", asegura.

También su familia está "contenta", reconoce Pelegrín. "Ven que he pasado de no tener interés por estudiar a mostrar estas ganas", afirma este joven aragonés.