Los trabajadores de los Autobuses Urbanos de Zaragoza (AUZSA) cumplen hoy 50 días de paros parciales e indefinidos y no se prevé que dejen de aumentar las jornadas. La huelga se ha convertido en un quebradero de cabeza para trabajadores, empresa y ayuntamiento y todavía más para los ciudadanos, por la dureza de los paros que se sustentan en unos servicios mínimos del 33%. Y pese a que parece interminable, por el momento no ha superado el récord de otras convocatorias de lucha. Los trabajadores de AUZSA estuvieron casi tres meses en huelga en el 2013 para pedir la reinserción de los 153 compañeros despedidos por la empresa que había entrado a gestionar el servicio.

Desde que AUZSA es responsable del transporte urbano en Zaragoza, los trabajadores han convocado una huelga por año. En el 2013, les faltaron 10 días para alcanzar los tres meses de protestas. En aquella ocasión establecieron un calendario y acordaron comenzar con paros de tres horas al inicio de la jornada (de 12.30 a 15.30 horas) con el objetivo de que "afectase lo mínimo a los ciudadanos". A partir de octubre la huelga se trasladó a la noche y los autobuses se retiraban a cocheras de 20.00 a 00.00 horas. Así, durante casi tres meses y con fiestas del Pilar por medio. La paz con la empresa se firmó tras un referendum en el que un 72,35% de los empleados votaron no continuar con los paros y respaldando el acuerdo de recolocación de los despedidos. Las negociaciones entre la empresa y los trabajadores continuaron, pero dejando a salvo a los ciudadanos.

Un año antes, el comité convocó un día de huelga junto al servicio de Parques y Jardines para reclamar la contratación de empleados, ya que según los trabajadores se estaba incumpliendo el acuerdo al que se llegó en el 2013. Ya por entonces, los conductores reprocharon al ayuntamiento que los servicios mínimos establecidos por el Gobierno socialista (del 50%) eran "abusivos y un ataque a la libertad sindical".

En el 2015, la plantilla volvió a reclamar sus derechos y pese a que convocaron paros durante 13 días, tan solo duraron 4 jornadas. Los servicios mínimos también fueron de entre y el 40 y el 50% pero en un tramo horario mucho más doloroso para las ciudadanos: de 7.00 a 9.00 horas coincidiendo con la entrada a trabajos y colegios y de 20.00 a 22.00 horas.

Poca cosa parecerán estas huelgas para los que vivieron el conflicto del 86, cuando se militarizó el servicio porque ni un autobús de TUZSA salió a la calle. Los militares ejercieron de conductores durante dos meses, acompañados siempre de soldados armados en el vehículo.