El Ayuntamiento de Zaragoza se ha dirigido a la Dirección General de Patrimonio del Gobierno de Aragón para que se pronuncie sobre la solicitud de licencia de demolición de las naves no catalogadas de la factoría Averly. El tiempo corre para la tramitación administrativa de la misma y la empresa Neurbe Promociones (del Grupo Brial) ya ha insistido en su concesión después de que se levantara la suspensión cautelar del expediente. La constructora y la propia familia Hauke han solicitado que se agilice --los días 26 y 28 de enero pasados, respectivamente--, a través de un escrito que ya obra en manos de la DGA.

En el requerimiento municipal a Patrimonio se especifican algunos detalles que motivan las dudas manifestadas públicamente por el responsable municipal de Urbanismo del consistorio, Pablo Muñoz. Referidas sobre todo a una máquina de vapor del año 1909 que se halla en el interior de un cobertizo, en una construcción independiente pero unida a la antigua nave de carpintería de la factoría, excluida esta de los bienes inmuebles catalogados.

Así que se trata de una máquina catalogada, un bien mueble, dentro de un inmueble sin protección por parte de Patrimonio. Y a esto se añade, según exponen la propia Brial y la familia Hauke, que no se ha retirado de su ubicación como exigía la DGA cuando declaró los bienes a proteger, porque esta es propiedad de Averly S.A. y no tiene recursos económicos para hacerlo, y la constructora considera que el derribo de la nave se puede ejecutar perfectamente sin moverla de su lugar. Con todas las medidas pertinentes para que no sufra daños.

Porque la máquina de vapor está anclada al suelo donde se ubica y, de ahí las dudas del consistorio ahora. Conviene aclarar, opina Urbanismo, si se considera un elemento indivisible del inmueble y, por tanto, debería forzar la catalogación de todo el conjunto, al considerar este bien mueble y la construcción que lo protege de la intemperie como un bien inmueble a catalogar. Algo sobre lo que Muñoz entiende que debe pronunciarse Patrimonio antes de conceder cualquier licencia de demolición por su parte.

Se puede entender, en cualquier caso, como un motivo de peso o como una excusa política, dado el interés manifiesto de Zaragoza en Común (ZeC) por ampliar la catalogación actual de la vieja fundición. Pero traslada la pelota al tejado de la DGA.