LA VÍCTIMA ESTUVO TRES AÑOS TRABAJANDO GRATIS

"Me dijeron 'tranquilo, que cobrarás', no desconfiaba"

Cinco empresarios, juzgados por estafa en el desarrollo de una patente

"Me dijeron 'tranquilo, que cobrarás', no desconfiaba"

"Me dijeron 'tranquilo, que cobrarás', no desconfiaba"

F. M. H.

"Me decían, "tranquilo, que cobrarás", y yo me fiaba", explicaba ayer Pascual Basterra, un matricero zaragozano que se encargó de desarrollar un novedoso sistema de cadenas de coche junto a unos empresarios, en su taller de Movera. Estos le habían embarcado en el proyecto con la promesa --luego plasmada en un contrato-- de que el grupo Mondragón del País Vasco iba a pagar 10 millones de euros por el sistema cuando estuviese acabado, y él recibiría 1,5 millones.

Pero cuando lograron poner a punto el sistema, no volvió a saber nada de sus colaboradores, ni de las cadenas, ni del grupo empresarial, que no sabía nada del asunto. La patente ni siquiera estaba pagada, pero las cadenas --una especie de disco plástico adherido a la rueda, con garras metálicas-- se están vendiendo, no se sabe muy bien por quién.

La supuesta víctima estuvo tres años trabajando gratis por esta millonaria promesa, en este y otros sistemas. El fiscal --que pide dos años de prisión y 800.000 euros para Basterra a los cinco acusados-- no acertaba a comprender cómo aguantó tanto tiempo. El hombre explicó ante la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Zaragoza que incluso pidió un crédito de 60.000 euros para subsistir, "y aún lo estoy pagando", explicó.

Su hija, administradora de la empresa, llegó a asegurar que estaban "coaccionados", porque les dijeron que si se quejaban, se llevarían el proyecto, y estaban en malas condiciones económicas.

Antes del relato del afectado, y otros testigos de la acusación --la particular, a cargo de Óscar Espinosa-- declararon los acusados. Tres de ellos se negaron a hacerlo, incluidos Santiago G. G. y su hijo, Alberto G. M., los que propusieron el negocio a Basterra y estuvieron trabajando con él.

Tampoco lo hizo Jesús T. G., uno de los que, según la víctima, se hacían pasar por supervisores del grupo Mondragón cuando visitaban el taller. El que más frecuentemente acudía era Baltasar V. P., que ayer admitió que querían desarrollar el sistema, pero no en nombre del grupo vasco. También exculpó a su hermana, Fanny Pilar V. P., que según corroboró ella solo firmó como socia de su empresa, pero no sabía nada del negocio.

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