Sala de máquinas

Cohabitación de Lambán en la casa de la izquierda

Juan Bolea

Juan Bolea

Cuando nos acercamos al primer año del Gobierno de Javier Lambán lo primero que hay que destacar es su estabilidad. Un tanto, bastante o muy asombrosa si recordamos que, en principio, se basa sobre 18 diputados, los que tiene el PSOE, de los 67 con que cuenta la Cámara autonómica.

El PSOE aragonés ha sabido cohesionar un proyecto de unidad de la izquierda que a Pedro Sánchez le ha estallado entre las manos seguramente porque la actitud de Pablo Echenique en Aragón ha sido más moderada y negociadora que la de Pablo Iglesias en Madrid. El hecho es que Aragón tiene un gobierno socialista y España no, factor que complicaría las relaciones de nuestra comunidad si no fuera porque por ambas partes se están conduciendo con cierta cordialidad. La ausencia de Luisa Fernanda Rudi, cuya influencia, prácticamente nula, se reduce a bloquear el relevo generacional de la derecha, ha suavizado encuentros institucionales en los que Lambán, tanto con el PP como con el PSOE nacionales no ha dejado de aportar su punto de vista y a veces su distancia crítica.

Con una Chunta integrada y una Izquierda Unida resignada a esperar tiempos mejores, y sin oposición, realmente, salvo los tirones de orejas y correcciones de Podemos, Lambán se asienta día a día al frente de un equipo técnico que, como los cirujanos de campaña, se ha dedicado en primer lugar a tratar de cerrar las heridas sociales abiertas por el gabinete de Rudi en materia de recortes sanitarios, sociales y educativos. La pipa de la paz, por ejemplo, firmada por el rector en funciones, Manuel López, con las consejeras Pilar Alegría y Mayte Pérez ha llevado la calma a las aulas y a los campus, y de ahí a insuflar actividad en la cultura viva (el siempre activo e inquieto Nacho Escuín nos va a sorprender gratamente en el capítulo de las letras) va cada vez menos trecho, como se acorta el conflicto de los bienes o los plazos para las pagas de los funcionarios, mientras se alarga el de la minería, en el que tanto se juega Teruel.

Es pronto, desde luego, para juzgar al nuevo gobierno aragonés, pero sus principales cabezas visibles no han cometido errores de bulto y, muy pegados al terreno, y ampliando el suyo, van sumando aciertos cotidianos, ganando confianza y abriendo habitaciones en la casa de la izquierda. Faltan grandes proyectos, pero eso será motivo de otro artículo...

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