"No tengo nada que decir, lo mejor es el silencio", así se pronunció ayer el arzobispo de Barcelona, Juan José Omella, sobre la información publicada por EL PERIÓDICO, en la que dos sacerdotes y una laica le acusan de haber codirigido una trama para desalojar a Manuel Ureña del arzobispado de Zaragoza, sirviéndose de ellos. "No voy a decir nada", reiteró.

Los whatsapps y correos que Omella se cruzó con el entonces juez del Tribunal Interdiocesano de Primera Instancia, Roberto Ferrer, forman parte de los más de 500 folios que componen la denuncia que este interpuso, junto a otro sacerdote, Antonio Mas, y la notaria del citado tribunal, María del Carmen Amador, en la Fiscalía Anticorrupción para que se investigarán hasta nueve delitos cometidos, supuestamente, por distintos miembros de la archidiócesis zaragozana.

La noticia le sorprendió en el inicio de la asamblea plenaria de la Conferencia Episcopal Española (CEE) que reunirá durante toda esta semana a todos los obispos y arzobispos del país, incluidos los eméritos.

La denuncia se materializó después de que la notaria fuera despedida por el actual arzobispo, Vicente Jiménez, por "faltas repetidas e injustificadas de asistencia, retraso o abandono de su puesto de trabajo".

A raíz de este hecho, Ferrer y Mas presentaron su renuncia a los cargos pastorales que desempeñaban e iniciaron una batalla para recuperar el honor de su amiga. Previamente, los tres habían enviado una carta a los sacerdotes de la diócesis en la que reconocían haber participado en el expediente que la Santa Sede abrió a Ureña y que acabó con su renuncia. Los tres declararon, según relatan, a petición de Omella y de un asesor del papa Francisco, el jesuita Germán Arana.

Pero lo que se infiere de la documentación aportada en esta denuncia --desestimada y ahora recurrida-- es que, una vez apartado Ureña del arzobispado, el despido de la notaria sea declarado improcedente. Y por ello, Ferrer advierte a Omella en un mensaje. "Juan José, en el juicio de Magistratura saldrá TODO".

"Animé a Roberto (Ferrer) a ir a juicio por despido del trabajo... Lo que le pedí siempre fue que no se mezclase el despido con el tema de D. Manuel Ureña. Eso era otro tema y... muy delicado, por eso se hizo todo de manera discreta, por no decir secreta", contestaba Omella a una dura carta que le remitió Amador.