SALA DE MÁQUINAS

Nuevo club de chicas suicidas que viven a tope

Juan Bolea

Juan Bolea

Una nueva tendencia, movimiento o secta ha irrumpido con fuerza en el ámbito juvenil. Se trata de las suicide girls, las chicas suicidas, una de cuyas lideresas, Yuxi, habla esta semana para la revista Interviú, en un reportaje de Thais Escamilla y fotos de Fernando Sánchez Alonso donde la revolucionaria suicide española posa con su azulada y eléctrica melena, sus tatuajes y poco más...

Esencialmente, suicide girl no es una máquina propagandística para acortar voluntariamente la vida de las jóvenes, sino todo lo contrario, un chute de vitalidad y una web de suscripción que reúne a las modelos alternativas de todo el planeta. Gracias a esta original plataforma, chicas no convencionales que nunca serían parámetros de belleza son seguidas por millones de internautas, demostrándose así, según sus promotores, que lo estéticamente establecido como normal, o como norma, no es la única opción en las pasarelas ni en la cotidianeidad de la vida laboral o familiar.

Su filosofía, poco o nada profunda, amable y hedonista, está ligada a un esfuerzo de superación y muy próxima a lo que sus adeptas entienden por comunicación y nuevas relaciones sociales. En un plano más concreto, odian las drogas, apoyan el desnudo, los tatuajes y piercings, y son adictas/os (también hay chicos, aunque en minoría) a los videojuegos y redes sociales.

La verdad es que parecen de otro planeta. Pero no lo son. No, al menos, Yuxi, que es de Málaga, y lleva una vida completamente normal.

Yuxi, que adoptó este apodo por una niña china con la que tuvo relación, explica que ser una SG (suicide girl) le ha aportado la posibilidad de conocer a otras mujeres jóvenes, de 18 a 30 años, más o menos, procedentes de medio mundo, con quienes ha descubierto que comparte puntos de vista y una mentalidad abierta, sobre todo en cuestiones estéticas. Su experiencia le anima para invitar a otras chicas a formar parte del club y la web SG, donde encontrarán nuevos y atractivos modos de realizarse en la moda, y tal vez de orientar su destino.

Esto es lo que hay, lo que viene. Nada de hondos pensamientos, solidarias locuras, compartidos heroísmos, y sí barniz, color, entrenimiento y un nuevo modo de asociarse y crear comunidades ficticias. ¿Bueno, malo regular? Simplemente, está ocurriendo.

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