OCURRIÓ EN EL BARRIO DE LAS FUENTES DE ZARAGOZA
Condenado a la mínima pena por ayudar a morir a su madre
La Audiencia reconoce que el joven lo hizo "por amor" y no ve eutanasia. El tribunal le impone dos años de cárcel frente a los seis que pedía Fiscalía

Condenado a la mínima pena por ayudar a morir a su madre
L. M. GABÁS / F. MANTECÓN
La muerte por asfixia de la zaragozana Isabel Olaso, en abril del pasado año en su domicilio del barrio de Las Fuentes, no puede considerarse como un caso de eutanasia. Los magistrados de la Sección Sexta de la Audiencia Provincial de Zaragoza señalan que la víctima no sufría una enfermedad terminal como para calificarlo penalmente en dichos términos, por lo que entienden que la participación de su hijo Ignacio Sánchez Olaso fue una asistencia al suicidio. Reconocen que lo hizo "por amor" a su madre y por ello le imponen dos años de prisión.
De hecho, el tribunal provincial le impone la pena mínima, tal y como pidió su abogada Mercedes López Gallego, que en el Código Penal se establece para este delito. La máxima son 6 años, por lo que hubiese tenido que entrar a prisión. Admiten como atenuante que Sánchez Olaso fuera quien llamara a la Policía y realizara un relato de los hechos que la autopsia ha certificado como real. También entiende que, a diferencia de la Fiscalía --que pedía 6 años de prisión para el acusado-- no se benefició de la muerte de la fallecida, sino todo lo contrario, rechazando así la agravante de parentesco a la que se enfrentaba. Valoran la carta manuscrita en la que ella justificaba su acción.
FUERTE INFLUENCIA
La Audiencia de Zaragoza entiende que Isabel Olaso ejercía una "fuerte influencia" tanto sobre el esposo como sobre sus hijos, especialmente sobre el acusado. Todos ellos coincidieron en que el haber solicitado asistencia médica sin el permiso de la fallecida hubiera sido una "deslealtad" y que ella no hubiera accedido a ello. En el fallo se resalta que sufría una enfermedad que le provocaba una paranoia con ideaciones persecutorias, considerando que estaba siendo vigilada y perseguida por médico.
Murió, tal y como adelantó EL PERIÓDICO, con unas bolsas en la cabeza. Antes, la mujer se acicaló y bebió una gran cantidad de coñac. No lo toleraba, así que lo mezcló con leche para sentirse adormecida y así evitar sufrir con el paso que pretendía realizar posteriormente. Hubo un momento que ella intentó quitarse el plástico, pero su hijo, tal y como había sido encomendado anteriormente, lo evitó y le puso otro. La velo durante la noche.
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